No todo el mundo sabe que las furgonetas y los coches más nuevos llevan ya una caja negra. Se trata de uno de los sistemas de ayuda a la conducción obligatorios en la Unión Europea (UE) desde el pasado 6 de julio, y lo será para todos los vehículos a partir de 2024. Esos dispositivos registran y almacenan datos muy valiosos para saber exactamente cómo ha sucedido un accidente, así como limitador de velocidad o un sistema de frenado de emergencia. Por otra parte, los coches de combustión ya tienen fecha para su adiós.
La caja negra es exigida por el nuevo reglamento comunitario de seguridad para los vehículos que empezó a aplicarse en verano, con el fin de reducir en 25.000 personas la cifra de fallecidos y en 140.000 los heridos graves en accidentes de tráfico para el año 2038. "También nos aseguramos de que nuestras reglas nos permiten introducir de forma segura los vehículos autónomos y sin conductor en la UE", señaló la vicepresidenta de la Comisión responsable de Digital, Margrethe Vestager.
Entre las principales novedades, los nuevos coches incorporan una caja negra que, a semejanza de los aviones, registra ciertos datos en los segundos previos a un accidente, como la velocidad, si el conductor frenó o si hubo algún problema técnico.
La medida había generado dudas sobre la protección de los datos, pero se ha regulado de modo que se limita la información que recopilan y esta solo puede usarse en el marco de la investigación de siniestros y no para identificar al propietario de un vehículo.
Por su parte, el limitador de velocidad avisa al conductor cuando sobrepasa el límite permitido, con un pitido o vibración y haciendo más difícil apretar el acelerador, pero no frena por sí mismo el coche y la decisión de seguir acelerando queda en manos del conductor.
Junto a estos dos sistemas, todos los vehículos, furgonetas, camiones y autobuses tienen que incorporar detección en la marcha atrás mediante cámaras o sensores, alertas en caso de distracción o mareo del conductor y señal de parada de emergencia.
Además, para coches y furgonetas son también obligatorios los sistemas para mantenerse en el carril y de frenado automático cuando se detecte un obstáculo, mientras que camiones y autobuses deben incorporar tecnología para evitar ángulos muertos, alertas para prevenir colisiones con peatones y ciclistas y sistemas de medición de la presión de los neumáticos.
Al mismo tiempo, estas normas fijan ya qué tipo de medidas de seguridad deben incorporar los futuros coches automatizados y sientan las bases para que la Comisión elabore normas concretas para ellos.
En el caso de los vehículos automatizados que sustituyen al conductor en autovía (los llamados de nivel 3), la UE adoptará las normas acordadas en Naciones Unidas, que ya autorizan el modo sin conductor en autovía hasta 60 kilómetros por hora, y las ampliará para permitirlo hasta los 130 km/h a partir de 2023, explicaron fuentes de la Comisión Europea.
Para los vehículos totalmente automatizados (nivel 4), que ni siquiera tienen asiento para el conductor, la Comisión publicó este verano reglas técnicas que permitirán introducirlos en las carreteras y ciudades de la UE.
En un principio, los vehículos aprobados se limitarán a unas 1.500 unidades por modelo y año, aunque estos umbrales irán aumentando en el futuro. En todo caso, los vehículos totalmente automatizados solo se comercializarán una vez que se haya evaluado su seguridad.
Algunos fabricantes ya están listos para dejar atrás la experimentación y comercializar estos vehículos en la UE, sobre todo robotaxis y lanzaderas sin conductor.