Su sueño era llegar a Europa así que, cuando vieron la oportunidad de viajar, aunque fuera como polizones, en un petrolero desde Lagos (Nigeria) a Las Palmas de Gran Canaria, no se lo pensaron dos veces. Se subieron en el Alithini II y se escondieron, bajo unas condiciones extremas, en el pequeño espacio que queda libre bajo la popa del barco.
Once días duró la travesía, con sus días y sus noches. Apenas llevaban víveres y pronto se quedaron sin nada. El riesgo de caer al agua por un golpe de mar o de morir deshidratados o por hipotermia era altísimo, pero los tres subsaharianos, todos ellos en la veintena, sobrevivieron.
A las 5.00 de la madrugada del pasado lunes el buque arribó al puerto de La Luz, en las Palmas. Allí quedó fondeado en la rada norte hasta que ya por la tarde pidió permiso para maniobrar entre los diques. Fue en ese momento cuando alguien de una falúa -embarcación que utilizan las autoridades marinas en los puertos- se dio cuenta de que había tres migrantes sentados sobre la pala del timón con los pies a menos de medio metro del agua.
Su rescate no fue fácil debido a su delicado estado de salud tras el viaje. Estaban deshidratados y de inmediato fueron trasladados a los Hospitales Doctor Negrín e Insular de la capital canaria para ser tratados.
“Desde que se detecta que en un buque hay un polizón, el capitán está obligado a informar a las autoridades, en este caso españolas, de su existencia en el barco. Y una vez que atraca el barco en un puerto español, la Policía Nacional tiene que entrar en la embarcación y entrevistarlos con la ayuda de un intérprete para conocer su identidad, su estado, sus condiciones de viaje, de salubridad e higiene que hay, cuál es su intención, si continuar el viaje o entrar en España o pedir asilo”, explica a NIUS Elena Muñoz, coordinadora estatal del servicio jurídico de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR).
Hasta la mañana del miércoles dos de los polizones han seguido a bordo del buque, sin pisar suelo español. Al haber llegado de forma clandestina, no se les ha considerado legalmente como migrantes, sino como polizones, con un marco jurídico diferente. En este caso, era el armador del petrolero el que debía hacerse cargo de ellos y devolverlos a Nigeria. El otro migrante ha permanecido ingresado en el hospital, donde se recupera de un cuadro de deshidratación.
Este miércoles, los tres han pedido asilo en España. Los dos primeros tras una visita de agentes de la Policías Nacional para interesarse por su situación mientras que el tercero lo ha hecho desde el hospital.
A partir de aquí se ha iniciado el procedimiento de protección internacional en frontera -limitado a las personas que se encuentran en un puerto, en un aeropuerto o en un puesto fronterizo de los puestos terrestres de Ceuta y Melilla- donde los plazos son muy reducidos. “Desde la solicitud de protección internacional, la oficina de asilo tiene que dar una respuesta en cuatro días de si admiten a trámite la solicitud, es decir, si la van a estudiar en profundidad. Si es positiva, se quedarán en territorio español y tratados como cualquier otra persona solicitante de asilo; y si se deniega, pueden solicitar un recurso en dos días. En ese caso, la oficina de asilo-refugio tiene 48 horas para responder. En el caso de que se deniegue, se producirá su devolución al país de origen, de la que se tendrá que hacer cargo de los gastos la aseguradora del barco”, señala Muñoz.
Los dos migrantes que quedaban por desembarcar lo han hecho este miércoles. Ahora mismo se encuentran en unas dependencias del puesto fronterizo. Si, finalmente, las solicitudes de asilo de los tres son admitidas a trámite, irán a una plaza del sistema de acogida de protección internacional. Mientras, al petrolero, las autoridades españolas ya le han dado permiso para que abandone el puerto de Las Palmas y siga su ruta sin ellos.