Diego Martín mira a su alrededor y no da crédito. Más de 400 días, 14 meses después de la erupción del volcán de La Palma ha recibido, por fin, la casa contenedor que le habían prometido en marzo. "Esto es todo menos una casa". Esta semana se han entregado cuarenta y cuatro viviendas modulares tipo contenedor, -de las ochenta y cinco previstas en Los Llanos de Aridane- y las reacciones no han tardado en llegar.
"Es una vergüenza, hay que hacer tantas cosas para entrar a vivir que no se si compensa. En la puerta de la casa hay una arqueta donde van los desagües de cada casa y antes de entrar ya está sucia. Tiras de la cadena y se oye todo, seguro que termina acumulando muchos olores", explica Diego Marín a NIUS. "El primer día ya había humedades en el techo. Parece que han ido a arreglarlo ya, pero cuando llueva, ¿qué va a pasar? Las casas están hechas con contenedores de barcos reciclados, todo es antiguo".
Diego tiene 45 años y vive con su hija de 9. Cuando el volcán engulló su casa en Todoque se encontraron sin nada. Han vivido en estos 14 meses en tres casas que les han prestado hasta que encontraron una de alquiler con solo una habitación y una cama. "Mi pequeña solo quería tener su cuarto y ahora vemos esto y se nos cae el alma a los pies", comenta desesperado. Pero de momento no hay otra solución, tendremos que vivir aquí. Ellos dicen que es una solución provisional pero yo no me fío. Nos han dado largas demasiados meses".
Y no es el único que piensa así. Goretti Álvarez Pérez, de 53 años, está en shock. Uno de estos contenedores es para su madre, Argensola, de 93 años que va en silla de ruedas. "No hay agua ni luz, tenemos que darla de alta nosotros y no me ha dado tempo todavía. La sensación es de cárcel, solo nos falta el pijama de rayas. Pero reconozco que a mi madre le hace mucha ilusión tener por fin su casita... y quién soy yo para quitarle esa ilusión, aunque sé que no va a ser fácil vivir ahí", asegura.
El baño, como se ve en el vídeo, está sin alicatar. Tengo que poner azulejo o en tres días mi madre en silla de ruedas inunda el contenedor. Goreti cuenta que no han equilibrado el terreno y hay contendores que tienen mucho hueco por abajo. "En cuanto lleven unos meses ahí eso va a ser un foco de bichos".
Se sienten engañados, desolados y abandonados. Aseguran que les prometieron estas casas hace muchos meses y ahora llegan con este desierto blanco y les dicen que es algo temporal. Hablan de siete años de temporalidad, que serán más. "Mi madre tienen claro que de ahí se directa al tanatorio. Me da muchísima pena que pase así sus últimos años. Somos conscientes de que no podemos recuperar todo lo que teníamos pero, al menos, un poco de dignidad, con haberle puesto un poco de cariño hubiera bastado".
Goreti, su madre y sus tres hermanas vivían al lado de la Iglesia de Todoque que la lava arrasó hace ya más de una año. Han estado de aquí para allá, y han vivido "de prestado" en cinco viviendas a lo largo del último año, hasta que llegara una solución. "Luchamos con el sentimiento agridulce de que ahora tiene un techo, es cierto, y la pena de ver que tu madre se conforma con esto", señala.
Todos los afectados se lamentan de los más de 400 días que han tenido que esperar para volver a tener un techo bajo el que vivir. El Gobierno de Canarias les entregado estos contenedores como alternativa habitacional. Como comentaba Diego Martín todo se resume en que "tendremos que conformarnos con esto". Su sueño de reconstruir una vida similar a la que tenían antes del la erupción de Cumbre Vieja ha sido "desechada. No tenemos otra opción".
En la entrega de llaves, la directora del Instituto Canario de Vivienda (ICAVI), aseguró que tras el volcán, "todo llega más tarde de los deseado", pero insiste en que se ha trabajado en "tiempo récord" para poder instalar las viviendas modulares desde que el terreno fue cedido por el Ayuntamiento de Los Llanos de Aridane. "Hemos tardado siete meses cuando en una casa tradicional se tardan dos o tres años".
"¿Tiempo récord? ¿Después de que llevamos más de 14 meses viviendo en casa de amigos y familiares, sin que a nadie pareciera que le importara dónde estábamos, después de perderlo todo bajo la lava? Yo solo quiero llorar. Es indignante y encima que te digan que se han dado prisa, es una tomadura de pelo", dice Diego.
"Mi madre va a vivir encarcelada en este contenedor", lamenta Goretti, "No puede abrir la ventana del baño por la falta de intimidad, están todas concentradas y demasiado juntas".
En esta parcela, de 12.000 metros cuadrados, se han instalado las 44 viviendas entregadas, 24 viviendas de tres dormitorios y una veintena de dos dormitorios, contando con una superficie de entre 50 o 60 metros cuadrado por casa. "En un principio iban a ser 24 casas y así habría espacio para poner un parque, aunque sea. Mi madre no tiene ni una pequeña terraza para poner una plantita que era su mayor ilusión". Los nuevos inquilinos contarán con una ayuda de unos 10.000 euros para amueblar su nueva residencia, otorgada por el Ministerio de Derechos Sociales.
Las otras 41 viviendas modulares de las 85, tipo contenedor, adquiridas se están instalando en una parcela anexa a estos terrenos y se entregarán en las próximas semanas. Además, la empresa pública Visocan ha adquirido una promoción de unas 50 viviendas en Breña Baja que se están acondicionando y se encuentran pendientes de repartir. Actualmente quedan unas 125 personas alojadas en el hotel de Fuencaliente.