Una historia conmovedora. Sanitarios jubilados de Barcelona recorren la ciudad en una ambulancia de campaña para atender a personas sin hogar que no suelen acudir a la atención primaria ni a los hospitales. Suelen pararse frente a los comedores sociales donde hacen de todo, desde ver un dolor de cabeza a patologías algo más graves. En este comedor social de Barcelona recogen alimentos, pero también medicinas y de paso estos sanitarios les han un chequeo. A veces eso só, la mejor receta es un abrazo.
Trina, Anna María, son enfermeras voluntarias y reconocen que reciben más de lo que dan. Las personas indigentes buscan mucho más que medicamentos. Con su nueva ambulancia pueden desplazarse a más puntos y atender a más necesitados. Francisco Campo optometrista voluntario reconoce que todos son muy agradecidos. "Le pusimos unas gafas a uno de ellos y se nos puso a llorar".