Propietarios con “la soga al cuello” por la subida de la hipoteca: “Estamos sin opciones ni escapatoria”
A Carolina la letra ya le ha subido más de 100 euros y a Pablo más de 200, ambos han intentado sin éxito renegociar las condiciones con sus bancos
En menos de seis meses les toca una nueva revisión, por lo que la subida, temen, puede ser mucho mayor
Los hogares con ingresos inferiores a 1.500 euros mensuales ya destinan 80 euros de cada 100 a gastos de vivienda, alimentación y transporte, según datos de Cáritas
A Carolina le cuesta hablar de sus condiciones hipotecarias, no porque no quiera hacerlo, sino porque realmente desconoce cuál fue el euríbor que se le aplicó en su última revisión. Lo que sí sabe es que fue el pasado mes de julio y que desde entonces ya no paga 443 euros, sino 550. Son 107 euros más al mes. “El próximo 15 de diciembre me vuelven a revisar la hipoteca y me da miedo, me da pánico”, reconoce.
La situación no es nueva para ella. Ya vivió la subida de 2008, cuando el euríbor alcanzó el 5,39%. Entonces llegó a pagar más de 1.000 euros, pero también tenía un sueldo de más de 3.000 Ahora la situación de esta publicista y experta en marketing es diferente. Su salario no llega a los 1.700 euros y tiene una hija a su cargo. “A mí, que soy madre soltera, lo único que me sostiene económicamente es mi trabajo, no quiero pensar si me quedara en paro”.
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Según Carolina su caso no se diferente al de otras muchas personas en España que tienen hipotecas a interés variable y que están viendo cómo sus letras han subido una media de 230 euros al mes por 150.000 euros a 25 años, según los cálculos de Asufin, la Asociación de Usuarios Financieros. Lo peor de todo es que las previsiones indican que el euríbor va a seguir subiendo, en un momento en el que los hogares españoles con ingresos inferiores a 1.500 euros mensuales ya destinan 80 euros de cada 100 a gastos de vivienda, alimentación y transporte, asegura Natalia Peiro, secretaria general de Cáritas.
Alternativa: ampliar plazo y pagar más intereses
En su caso, cuenta a NIUS, Carolina intentó renegociar con su banco las condiciones e incluso miró la posibilidad de cambiar de entidad, pero lo que le ofrecían era ampliar crédito, es decir, pagar menos al mes, pero durante más años y, por tanto, pagando más intereses. “¿En mi banco? En mi banco me dijeron que era lo que había, que si quería irme que me fuera”, lamenta. La incertidumbre para esta mujer de 56 años “es tremenda”, explica. Todos los meses se ve obligada a hacer auténtica ingeniería financiera para poder asumir los gastos ordinarios: la subida de la hipoteca, la subida de la cesta de la compra, la subida de la electricidad, del gas…“Pero lo primero que pago es la letra de la hipoteca porque si me retraso un solo día me zampan 30 euros de reclamación de deuda”, constata. “Estoy con la soga al cuello y lo grave es eso que no tenemos opciones, no hay escapatoria”, subraya. “Ayer escuché que están intentando negociar un año de quita de las hipotecas para las situaciones más vulnerables, algo tendrán que hacer porque si no se van a volver a encontrar con un montón de impagos y con todos viviendo en la calle ya que el tema del alquiler en una ciudad como Madrid es todavía peor”, señala.
Lo que los bancos no quieren es volverse a encontrar con letras impagadas y situaciones de este tipo, sostiene Daniel Martínez, asesor financiero. “Las entidades siempre tienen planes diseñados para hacer frente a escenarios de este tipo”, asegura el experto, aunque la situación es de absoluta incertidumbre. “Nadie sabe lo que va a pasar, no hay certeza de ningún tipo, ahora está subiendo el euríbor, pero dentro de un año podría volver a bajar, aunque por ir a tu banco e intentar renegociar las condiciones no se pierde nada”.
"No quiero pensar cuando nos toque poner la calefacción"
En el caso de Pablo, desde luego, tampoco sirvió de mucho. Hace dos meses acudió a la oficina de su entidad bancaria y, alertado por la subida del Euribor, preguntó por su hipoteca. La recomendación de su asesor fue que, a pesar de la tendencia, no merecía la pena que se pasara a un tipo fijo porque sus condiciones eran “casi mejor que las de los empleados de banca”. Pablo tiene una hipoteca variable de euríbor más un diferencial del 0,25. Unas condiciones “excepcionales” con las que ha pasado de pagar 800 euros a 1080 tras la última revisión.
“Estamos ya casi con el agua al cuello y dentro de seis meses tendremos que volver a revisarla, yo no sé lo que puede pasar con familias donde no trabajen los dos o no tengan posibilidad de hacer horas extra como nosotros”. Sobre todo porque, cuenta este funcionario, padre de familia numerosa, ya no solo es la subida de la hipoteca, es la subida del agua, de la luz o del gas. “Si el año pasado ya pagamos facturas de 400 euros, no quiero pensar cuando nos toque poner la calefacción”.