Los casos de bullying se multiplican entre las personas con discapacidad. Algunos estudios aseguran que ocho de cada 10 niños lo sufren. Si es difícil denunciar una situación de acoso escolar, para ellos puede serlo aún más. Y es que puede ser de estudiante a estudiante o incluso de profesor a estudiante.
Entre otras situaciones, existe un protocolo contra el bullying, pero "no está adaptado al alumnado sordo". Sus manos y la ayuda de los intérpretes sirven para alzar la voz contra el acoso: "Compañeros oyentes se burlan de nosotros por usar la lengua de signos", explica un joven. "Que nos insulten, que nos encontremos en situaciones que no son agradables...", agrega otra estudiante.
El acoso escolar y la falta de medidas provoca que ellos, poco a poco, se vayan aislando aún más. Las campañas de sensibilización y concienciación, donde se exponen situaciones demasiado cotidianas, son vitales. No deben pasar por situaciones incómodas: "Incluso nos dicen 'vas siempre con tu intérprete, no sabes hacer nada de manera autónoma', cuando no es así, la intérprete es un recurso más", precisa una joven. Hace falta más información y más empatía, herramientas imprescindibles para frenar el acoso.