Una menor, que asistió a la fiesta de Halloween de Sevilla: “No había manera ni de respirar ni de moverse”

Una de las jóvenes que asistió a la fiesta de Halloween en Sevilla que acabó precintada y con 18 menores atendidos por desvanecimientos crisis de ansiedad ha relatado las condiciones en las que se hallaba el local. “No había manera ni de respirar ni de moverse”, ha explicado. Por su parte, el responsable del local, ha justificado que de alguna forma tengo que ganar dinero”, según ha recordado Mario Domínguez, portavoz Policía Local Sevilla.

Más de 2000 asistentes

Los hechos tuvieron lugar alrededor de las 20.45 horas del sábado en la Sala Music Sevilla, en la zona de la Carretera Amarilla, según ha informado el servicio de Emergencias de Sevilla. Más de 2000 jóvenes asistieron para celebrar una fiesta de Halloween.

Tras recibir varias llamadas, la Policía acudió al local. Allí, encontraron a una chica aquí fuera que estaba siendo atendida ya por la ambulancia y a varios menores en el interior tumbados en el suelo asistidos por sus amigos.

Condiciones "infrahumanas": ni agua ni ventilación

Los agentes de la Policía Local procedieron al desalojo de la fiesta y al posterior precinto del establecimiento donde se estaba desarrollando por "graves incumplimientos" en las medidas de seguridad. Con posterioridad al desalojo, la Policía continuó realizando una inspección de las condiciones del establecimiento, que han calificado de "infrahumanas".

Los agentes señalaron que la sensación térmica que tuvieron al entrar en la sala fue la de encontrarse en una sauna. De hecho, comprobaron que no había ventilación, que no había agua corriente y que, además, las salidas de emergencia estaban bloqueadas. “Las puertas de emergencia estaban bloqueadas y que los servicios, por ejemplo, no tenían agua”, ha explicado Mario Domínguez.

"De alguna forma tengo que ganar dinero"

Afirman que estas condiciones podrían haberse buscado de una forma intencionada, precisamente, para que los jóvenes consumiesen más en la barra. De hecho, se agotaron las botellas de agua y las palabras del responsable fueron, recuerda Domínguez, “de alguna forma tengo que ganar dinero”.  

Dos jóvenes que asistieron a la fiesta han detallado las condiciones en las que se hallaba el local. “Se veía que ya había casi el aforo completo, pero aún así dejaron entrar más gente”, destacaba un chico; mientras que otra ha explicado que “ya dentro se veía el ambiente. Hacía muchísimo calor, no había ventilación ninguna”, enfatizando que “no había manera de respirar ni de moverse. De verdad que vi a muchas niñas con ataques de ansiedad”.

En total, los servicios de emergencias tuvieron que atender a 18 menores por deshidratación, crisis de ansiedad y desvanecimientos.