La moda de escuchar audios y series al doble de velocidad: "Refleja la obsesión de optimizar el tiempo"
Crece el número de personas que aumentan la velocidad de reprodución de mensajes, series, libros o podscats
Pero esta práctica tiene consecuencias: "Muchos se aburren luego en la vida real, la que va a velocidad normal", aseguran los psicólogos
¿Es capaz nuestro cerebro de procesar los contenidos a doble velocidad? Los expertos contentan en NIUS
Vera tiene 16 años y reconoce que todos los audios de whatsapp los escucha al doble de velocidad. "La gente se enrolla mucho y no se puede perder tanto tiempo", dice a NIUS. "Ahora hasta se me hace raro oirlos a velocidad normal, me da la sensación de que la persona habla muy lento", confiesa. Pero no es una práctica exclusiva de los más jóvenes. "Cualquier audio que pase de un par de minutos lo pongo siempre a 2x", añade Alba, una profesora de matemáticas de 48 años. "Ahorro tiempo, me quedo con la esencia del mensaje y paso rápido todo lo superfluo", explica.
"Es la cultura de la inmediatez. Queremos saber lo que nos dice el otro lo más rápido posible, para contestarle enseguida y continuar haciendo otras cosas. Se trata de exprimir al máximo la vida", asegura el psicólogo Ángel Rull a NIUS. "Queremos ser útiles y productivos todo el tiempo".
Desde que la tecnología dio la posibilidad de acelerar la reproducción de los contenidos -el primero fue Apple en 2004 con el iPod y ahora lo permiten la mayoría de plataformas y aplicaciones de audio, youtube, WhatsApp y hasta Netflix- es dificíl no caer en la tentación.
"Yo acelero hasta las series", apunta Raúl, un joven estudiante universitario de Traducción e Interpretación. "Así me ventilo las temporadas en la mitad de tiempo y me puedo poner con una nueva. Algunas son larguísimas y si no sería eterno", se justifica.
Vera, Alba y Raúl forman parte de un movimiento cada vez más amplio. El de los faster. "Cuando las series, los audios, los libros y la vida transcurren a su ritmo natural se aburren", añade Rull. "Todo les parece demasiado lento y eso tiene consecuencias directas: desconectan en las conversaciones, les cuesta tener una atención contínua, se ponen nerviosos, cogen el móvil y se distraen", detalla. "El problema es que están acostumbrados a una sobreestimulación y todo les sabe a poco. "Cuando la estimulación se reduce, les genera un poco de síndrome de abstinencia".
"Las razones para acelerar reflejan la obsesión por optimizarnos, por hacer más en menos tiempo, pero también esa 'obligación' de estar al día, de consumir contenidos sin renunciar a nada, de tragarnos todo y cuanto más rápido mejor, series, podscats, audiolibros...", apunta. "Lo que pasa es que en esta ansia de consumir rápido se puede perder parte del mensaje", alerta.
"Cuando aceleramos el audio de los WhatsApp, por ejemplo, eliminamos las pausas, los silencios, el acento, la entonación y la intención que muchas veces tiene el lenguaje". "Se pueden estar obviando detalles importantes que el otro ha querido comunicarnos".
"La tecnología va más rápida que nuestro cerebro y estamos aprendiendo a adaptarnos a esta nueva situación, el problema es que aún no sabemos gestionarlo, por eso vemos efectos negativos, pero a medio plazo nos abremos acostumbrado, es inevitable, solo cuestión de tiempo", asegura el especialista.
Él mismo reconoce que ya ha sucumbido a esta práctica. "Yo soy de los que escucha los mensajes a 2x", lo confieso. Dice el psicólogo Ángel Rull, salvo en los casos de personas que hablan muy rápido, lo uso siempre, y lo hago por agilizar, por ahorrar tiempo, como todo el mundo".
¿Cómo procesa el cerebro informaciones a doble velocidad?
También el neurólogo Álvaro Sánchez Ferro se declara fan de lo de acelerar los contenidos. "Ayuda mucho a economizar el tiempo y a multiplicar nuestras capacidades", destaca. "Yo reconozco que lo utilizo". ¿Pero puede el cerebro procesar informaciones a doble velocidad?. El portavoz de la Sociedad Española de Neurología contesta.
"No es algo que esté muy estudiado", dice Sánchez Ferro. "Pero objetivamente el cerebro humano está capacitado para procesar información a 2x o incluso más", explica. "Analizado de forma aséptica, cuando tú escuchas un audio, la voz humana suele estar entre los 2 y 4 kilohercios y el cerebro tiene capacidad para sensar y procesar hasta 20 kiloherzios, así que desde el punto de vista sensorial no hay problema para procesar esa información".
"Depende, claro, de la nitidez del mensaje, que no haya ruidos o interferencias", aclara, "pero en condiciones óptimas de transmisión, el cerebro puede comprender perfectamente un mensaje acelerado al doble o incluso al triple". "Es cierto que se van a perder aspectos del contexto, porque en ese caso no solo involucras al sistema auditivo, sino también a otras funciones cerebrales. Es como cuando vas en un coche. Si tú vas muy rápido pierdes el contexto, o sea que es lógico que algo se pierda".
"Tampoco todos los cerebros están adaptados para procesar la información a velocidad más alta de la normal. Procesos como el envejecimiento, el deterioro cognitivo, el tener problemas de déficit de atención u de otra índole va a impactar en la capacidad de procesar la información". explica. "Pero la ventaja de esta tecnología es que adaptable, puedes ponerlo a menos velocidad, al 1,5x, o no usarlo, porque no hay que olvidar que es opcional".
El profesor Raymond Pastore de la Universidad de Carolina del Norte se propuso descubrir cómo afectaba el aumento de velocidad de un contenido en el aprenizaje de sus alumnos. Para ello expuso a 154 estudiantes universitarios a una conferencia sobre el corazón humanos y sus partes, comprimida al 0%, al 25% y al 50%. Los resultados del estudio demostraron que la comprensión no varió nada entre los que la vieron a velocidad normal y acelerada un 25%, pero al 50% la respuesta no fue tan buena. Otros investigadores tampoco han encontrado una caída de la comprensión en audios acelerados al 1,8+. Sin embargo, a doble velocidad ya hay bastantes personas que no reconocen todas las palabras.
"El 2+ que permiten todas las plataformas no es una decisión arbitraria. Todas estas empresas lo tienen muy estudiado y saben hasta qué frecuencia el cerebro puede sensar con un resultado óptimo en la mayor parte de la gente", apostilla Sánchez Ferro.
"Otra cosa es qué implicaciones pueda tener sobre la salud, emocional y física, esta costumbre de acelerar todos los contenidos. Seguramente nos hace vivir más estresados y eso puede tener un impacto cardiovascular en nuestro organismo. Pero es la sociedad en la que vivimos. El tiempo es cada vez más escaso y tendemos a economizarlo, a intentar sacarle el máximo partido. Lo idela es lograr el equilibrio entre una vida saludable y las nuevas posibilidades que ofrece la tecnología.