Los vídeos de la “ladrona” confesa del bebé de Basurto producen escalofríos. Mireia se ríe con el bebé que acaba de robar, envuelto en mantas dentro de una caja. Le graba la mujer que la acoge esa noche. Quería los vídeos para demostrar a su familia que había parido, y no tenía un embarazo psicológico. Tras meses fingiendo un embarazo y preparando un plan minucioso, comprando ropa de niña, decorando la habitación, engañando incluso a su ahijada a la que fotografiaba junto a falsas ecografías…; después de tanta ficción, llegó el día.
Mireia intentó engañar a su madre que quería acompañarla al hospital. Logró zafarse y desapareció. Ella misma se lo contó a Giuliana, la mujer que alimentó a Aimar al comprobar que la madre recién parida era incapaz de hacerlo. La madre de Mireia y su pareja buscaron por todos los hospitales. Había desparecido. Pero comprendieron muy rápido que no estaba pariendo, y que toda la farsa respondía a un embarazo psicológico. Eso es lo que pensaron incapaces de comprender que Mireia había urdido un plan preciso para robar un bebé. “Al final he tenido un niño en vez de una niña” decía Mireia intentando que la creyeran.
Esa noche la hija de Giuliana, expareja del novio de Mireia, la acogió en casa de su madre porque pensó que tenía problemas de maltrato. Ella tiene una orden de alejamiento y pensó que algo le ocurría y debía protegerla. Pero después de pasar horas viendo como a Mireia no le salía leche, no tenía cartilla, y daba explicaciones vagas y sin sentido, comenzaron a sospechar. Mientras Mireia dormía plácidamente, en esa casa sabían que algo no iba bien. Cuando a la mañana siguiente vieron la tele, ya era tarde. Mireia había huido con el bebé.
Mientras Mireia está en libertad provisional, los padres de Aimar sufren pesadillas. Tienen otra hija pequeña y piensan que se la pueden robar también. Necesitan ayuda psicológica. Han pedido orden de protección y un juez tendrá que decidir si dicta el alejamiento. Saben que quizá no vuelva a por Aimar pero no quieren ni encontrársela en el parque y creen que tampoco otros padres querrán verla merodeando parques. Para los padres del pequeño fue una sorpresa la libertad provisional, Mireia intentó llevarse a otros niños antes que al suyo. Hasta que consiguió uno no paró.
La juez decidió por falta de riesgo de fuga, de reiteración y destrucción de pruebas. Y porque la vio arrepentida. La fiscalía también ha recurrido la libertad. Pidieron prisión por el peligro y la alarma social. El forense del juzgado descarto trastorno mental porque sabía perfectamente lo que hacía y trazó un plan. Si hubiera tenido un trastorno psicótico se habría podido comprender ese plan de nueve meses. Pero los expertos explican que habría sido imposible pasarlo por alto tanto tiempo una psicosis larvada durante meses. La obsesión tampoco es un atenuante.
El psiquiatra forense, José Luis Carrasco explica que todo el mundo tiene preocupaciones y obsesiones, pero la gente cumple la ley. Si no la cumples, no es excusa desear algo obsesivamente. Si cometes el delito es una cuestión moral, una conducta antisocial, es decir delictiva. Habría un atenuante posible si el acto se hubiera cometido en un momento emocional confuso, agitado, un cuadro disociativo. Es lo que le pasó a la mujer de Guadalajara que robó un bebé. Primero la dejaron en libertad provisional, luego recurrió la familia y entró un año y medio en prisión preventiva. Al final fue condenada a 5 años de prisión porque sabía perfectamente lo que hacía a pesar de que había perdido a su cuarto hijo y eso le había provocado un estado agitado y confuso.
El abogado de Mireia intentará demostrar algo parecido, Asegura que pasaba por un momento emocional confuso porque había tenido un aborto anterior, y el febrero de este año se quedó embarazada. Le dijo a toda la familia que estaba embarazada y cuenta que en marzo sangró y tuvo un aborto. Dice también que para él no está al 100% normal y es muy infantil. Pero tiene 24 años, tampoco eso justifica un acto tan perverso. La familia de Mireia va a pedir que ingrese voluntariamente en un centro de salud mental, aunque eso no es algo ni fácil, ni inmediato.