La Organización Mundial de la Salud ha puesto el foco en el edadismo: la discriminación por edad. Una actitud, que no sólo es dañina para las personas, sino que afecta a las sociedades y a sus economías. Por poner un ejemplo, la discrimación por edad en la atención sanitaria a los mayores en Estados Unidos supone un coste de más de 50.000 millones de euros.
La mitad de la población del mundo discrimina a los mayores y uno de cada tres reconoce haber sido discriminado por su edad. En el trabajo, en el acceso a los recursos sanitarios, en el día a día. El edadismo hace que vivamos menos y peor, es limitante y perjudica sobre todo a mayores, jóvenes y mujeres.