Como será el gaseoducto BarMar, el proyecto que podría situar España referente energético europeo
El BarMar no estará operativo antes de cinco años y se espera que sea financiado por la Unión Europea
El proyecto energético BarMar servirá en un futuro para transportar hidrógeno verde
Francia dice no al gasoducto español
El nuevo gasoducto BarMar, que transportará hidrógeno verde entre Barcelona y Marsella, podría permitir a España situarse como un referente en Europa y en una situación privilegiada para aprovechar las oportunidades económicas que ofrece este nuevo vector energético.
El proyecto, pactado ayer por los gobiernos de España, Francia y Portugal como alternativa al añorado Midcat, no tendrá el impacto deseado a corto plazo para combatir los efectos de la invasión rusa de Ucrania, pero se presenta como una infraestructura necesaria para acabar definitivamente con el aislamiento energético que ha sufrido históricamente la península ibérica.
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El gaseoducto BarMar terminará con los problemas de interconexión con Europa
En este sentido, el profesor de la Universidad Pontificia Comillas, José Ignacio Linares, considera que este gasoducto no resolverá la crisis energética actual, pero sí terminará con parte de los problemas de interconexión que sufre España y su vecino Portugal con el resto de la UE.
Pese a que, según Linares, no existen muchas diferencias de concepto entre el BarMar y el Midcat, el nuevo corredor sienta las bases para poder transportar en el futuro todo el hidrógeno verde producido en España a través de hidrólisis renovable, un vector en el que el Gobierno está apostando para situarse como líder a nivel mundial.
"Lo que se quiere es que en el futuro podamos tener mucha producción (de hidrógeno verde), pero ir poniendo ya los miembros para poder llevar esa exportación hacia el exterior", explica Linares.
La construcción del BarMar implica alargar los plazos y el coste de esta nueva infraestructura
Las principales diferencias entre ambas interconexiones se encuentran en los plazos de ejecución y el presupuesto: mientras que el Midcat podría haber estado en funcionamiento en 2023 con una inversión menor, el BarMar no estará operativo antes de cinco años, según el Gobierno, y se desconoce el coste final, aunque será más elevado y España espera que sea financiado por la UE.
Para el ingeniero colaborador de OBS Business School, Marcos Rupérez, la decisión de apostar por el BarMar es meramente política, ya que el nuevo proyecto es "más largo y más caro", además de presentar mayores dificultades en la ejecución de la obra.
Asimismo, considera que el corredor verde presenta algunas incógnitas, como es el caso de su viabilidad, ya que se trata de una tecnología que todavía está en desarrollo.
El proyecto del BarMar también presenta problemas medioambientales
Linares también apunta a los problemas medioambientales como otra de las razones que han llevado a los tres países a terminar apostando por el BarMar, principalmente en el caso de Francia, que se amparaba en las quejas de los ecologistas para rechazar continuamente el Midcat.
En esta línea, Rupérez explica que un tubo submarino despierta menos recelo que uno terrestre, ya que las comunidades locales no se verán afectadas por un gasoducto submarino, como sí lo harían con uno subterráneo.
Para Linares, los problemas en los que se escudaba Francia para rechazar el Midcat no son ciertos, y cree que al BarMar se le ha realizado un "lavado de cara" apostando por el hidrógeno verde, aunque recuerda que durante los primeros años probablemente solo transportará gas natural.
La apuesta por el gaseoducto BarMar es un portazo al proyecto del Midcat
El Midcat era el proyecto de interconexión gasista entre España y Francia a través de los Pirineos diseñado para reconducir el gas almacenado en España y procedente de Argelia a otros países de la UE.
El proyecto se paralizó en 2019, entre otras cosas, por reticencias del gobierno francés, y se volvió a poner recientemente encima de la mesa para intentar dar solución a los problemas energéticos a los que se enfrenta Europa por las consecuencias de la guerra de Ucrania.
Quedaban pendientes de construir 226 kilómetros de tuberías desde Hostalric (Girona) hasta la localidad francesa de Barbaira y podría haberse acabado en unos ocho meses.
La compañía Enagás había previsto la ejecución de un nuevo trazado, similar en algunas partes al antiguo Midcat con el que proveer de gas hasta Francia.
Además, este nuevo gasoducto hubiera servido también para el transporte de hidrógeno renovable y la inversión prevista se estimaba en unos 370 millones de euros en la parte del trazado español.
La capacidad estimada de conducción -gas e hidrógeno renovable- sería de 7.000 millones de metros cúbicos (bcm), cantidad similar a los otros dos gasoductos ya operativos e interconectados con Francia: Irún (Guipúzcoa) y Larrau (Navarra).