La glotofobia no es algo nuevo ni exclusivo de los españoles, de hecho, este término que se usa de forma indistinta junto al 'hablismo' fue acuñado por el sociolingüista Philippe Blanchet, profesor de la Universidad francesa de Rennes-2 en Bretaña y hace referencia "a la discriminación que sufren los hablantes de variedades alejadas del estándar y que afecta al cumplimiento de derechos básicos, como el derecho al trabajo o a la vivienda".
Precisamente en Francia, su Asamblea legisló hace dos años contra este tipo de discriminación. Las burlas contra el entonces primer ministro, Jean Castex por su forma de hablar cadenciosa y fuertemente marcada por su acento sureño, impulsaron a las autoridades del momento a prohibir este tipo de comportamientos.
En España, los diferentes acentos de sus hablantes también influyen en la percepción que unos tienen de otros, quizás por la tradicional consideración del castellano como la forma normalizada de hablar el español.