El autor del estudio del fracaso escolar: “La implicación de los padres marca la diferencia"
Según el estudio, la diferencia entre un estudiante de nivel socioeconómico bajo y alto en tercero de primaria es de casi dos curso
“No es una cuestión de si una familia tiene más o menos dinero sino de su nivel educativo, de si pueden ayudar a su hijo con los deberes o las aspiraciones que tienen para él en el futuro"
“Lo sorprendente es ver que si los chicos mejoran su rendimiento de primaria a secundaria, por qué luego la tasa de repetición de ellos es muchísimo más alta que la de las chicas y además no cambia con el tiempo”
Los estudiantes de mayor nivel socioeconómico rinden significativamente mejor para todas las asignaturas y niveles educativos. Por ejemplo, la diferencia entre un estudiante de nivel socioeconómico bajo y alto en tercero de primaria (ocho, nueve años) es de 58% de la desviación estándar (DE) en matemáticas, y 55% de la DE en lengua. Estas diferencias son el equivalente a casi dos años de escolarización.
A esta contundente conclusión ha llegado el informe Fracaso escolar en España: ¿Por qué afecta tanto a los chicos y alumnos de bajo nivel socioeconómico?, publicado por el Centro de Política Económica de Esade, una institución académica privada, tras analizar el resultado de las pruebas diagnósticas en tercero y sexto de primaria y cuarto de la ESO en la Comunidad de Madrid en el curso 2016/2017. A todos los alumnos se les examinó de matemáticas, lengua e inglés.
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Llama la atención que estas diferencias en el rendimiento, que se explican en gran parte por el entorno, se note ya en los primeros cursos de primaria. “España no es el único caso. Si hay que relacionar esto con alguna investigación sería con la de James Heckman, premio Nobel de Economía en el 2000, que centra su estudio en las diferencias que aparecen en edades muy tempranas, de tipo cognitivo y no cognitivo, entre estudiantes de bajo nivel socioeconómico y alto. Y esto se suele deber al apoyo de los padres a los hijos”, explica el profesor de Economía de la Universidad de Estocolmo José Montalbán que, junto con la profesora de la Universidad de Barcelona Jenifer Ruiz-Valenzuela, ha elaborado el estudio.
PISA, la prueba académica a la que se someten alumnos de 15 años de los países de la OCDE, lo reitera siempre que puede: el éxito escolar de un alumno está determinado por la implicación de sus padres en sus estudios. “No es una cuestión de si se tiene más o menos dinero sino de todas las variables que van relacionadas con el nivel socioeconómico de una familia lo que marca la diferencia: su nivel educativo, si pueden ayudar a sus hijos con los deberes o las aspiraciones que tienen para él en el futuro", asegura el autor.
Tasas de repetición
El estudio también se centra en las diferentes tasas de repetición dependiendo del nivel socioeconómico. En sexto de primaria, el 20% de los estudiantes de bajo nivel (padres con estudios básicos) ha repetido al menos una vez, en comparación con sólo el 2,7% de los de alto nivel (padres con estudios universitarios). Estos números se doblan para los estudiantes de bajo nivel socioeconómico, y se cuadruplican para los de alto, cuando llegan a cuarto de la ESO.
Tanto en primaria como en secundaria, las chicas obtienen mejores resultados que los chicos en lengua e inglés, pero mientras la ventaja de las chicas en ambas materias tiende a reducirse en secundaria, las diferencias iniciales en primaria a favor de los chicos en matemáticas se amplían, sobre todo, en la secundaria.
Aun así, las chicas repiten un 16% menos que los chicos en los niveles socioeconómicos bajos y un 25% menos en los altos. La diferencia en tasas de repetición acumulada se quintuplica para los de alto nivel socioeconómico, y casi se triplica para los de nivel socioeconómico medio (padres con estudios hasta Bachillerato o FP de grado superior) .
Varios factores podrían estar detrás de estos resultados. Por ejemplo, los chicos registran un nivel de satisfacción con la escuela significativamente menor, e invierten menos horas de deberes que las chicas. "Es más complicado modificar las diferencias en rendimiento académico, tanto en matemáticas como en lengua, aunque el apoyo parental parece influir positivamente en el rendimiento de los chicos. Los datos también sugieren que en cuarto de la ESO el margen de mejora es más incierto y reducido, quizás porque ya es demasiado tarde", señala el informe.
“Lo sorprendente es ver que si los chicos mejoran su rendimiento de primaria a secundaria, por qué luego la tasa de repetición de ellos es muchísimo más alta que la de las chicas y además no cambia con el tiempo”, se pregunta Montalbán. “En este caso, las variables que podrían estar afectando son de tipo no cognitivo. Parece que los chicos son más sensibles, y en especial los de bajo nivel socioeconómico, a todo este tipo de políticas. Tienen menos motivación en la escuela, además de mal comportamiento que se traduce en ausencias no justificadas en el colegio y en el instituto”, explica.
El estudio concluye que es más fácil bajar la tasa de repetición cuando se incluyen variables relacionados con aspectos no cognitivos: las horas de deberes, el apoyo parental o la satisfacción en la escuela. “Si queremos implementar políticas para que los estudiantes repitan menos, tenemos que hacerlo pronto, en primaria y no en secundaria cuando puede ser demasiado tarde”, asegura.
A mayor esfuerzo, mejores resultados
Lo cierto es que el hecho de que el nivel socioeconómico de la familia sea tan determinante en el rendimiento de un alumno no desmonta la meritocracia, según el autor. “Variables relacionadas con el esfuerzo también influyen. De hecho, los alumnos que hacen más horas de deberes obtienen mejores notas”, señala. “La meritocracia está más relacionada con el rendimiento académico mientras que el fracaso escolar tiene que ver con el esfuerzo y la meritocracia, pero no solo con eso, porque hay variables no cognitivas, más relacionadas con el contexto del estudiante, en las que hay que trabajar para que estos alumnos no se descuelguen de la carrera educativa y acaben abandonando la escuela”.
A pesar de las mejoras experimentadas en la última década, España tiene la segunda tasa de abandono escolar temprano más alta de la Unión Europea, sólo por detrás de Rumanía. Según los últimos datos, en 2021, el 13,3% de los jóvenes españoles de 18-24 años no había completado la educación secundaria de segunda etapa y no seguía ningún tipo de formación.