Como un grito desesperado, quizás para que verlo escrito públicamente le hiciera darse más cuenta del problema, Sergio escribió un día en su cuenta de Twitter: “Tengo 22 años y sufro una enfermedad llamada ludopatía”. Antes había hablado con su familia, pero decirlo en redes le permitía “que lo supiera todo mi entorno”, cuanta a NIUS. Sergio empezó apostando en casas de apuestas siendo menor de edad, a pesar de que la entrada en estos establecimientos está prohibida a menores de 18 años. Pero es alto, aparenta más edad, y no le pedían que enseñara el DNI.
En seis años Sergio calcula que ha perdido 10.000€. Empezó entrando con sus amigos como una forma más de pasar la tarde, pero él ya no salió de ese mundo de estímulos, adrenalina y, a veces, dinero fácil. Sergio cuenta a NIUS cómo fue consciente de que tenía, o mejor dicho, tiene, un problema. Está en el camino para solucionarlo, y alerta de los peligros de las apuestas.
Pregunta. ¿Cómo empezaste a apostar?
Respuesta. Fue de tontería, a los 16 años. En teoría hay que ser mayor de edad, pero nos colábamos como podíamos en las casas de apuestas, y echábamos euros sueltos a las apuestas deportivas. Si alguna camarera estaba despistada pedíamos el pin de las máquinas a alguien y apostábamos. Al principio era esporádico, cada dos o tres semanas. El paso fuerte fue cuando conseguí mi primer trabajo, con 19 años: tenía dinero en las manos y apostar es muy accesible.
P. ¿Cuándo fuiste consciente de que tenías un problema?
R. Yo había prometido a amigas y familiares que podía salir de esto solo. Pero me di cuenta de que no, porque es una obsesión enorme, por recuperar el dinero perdido, por jugar. Hace un mes tomé conciencia de que necesito ayuda profesional. La primera persona que se dio cuenta de que tenía un problema fue mi expareja, con la que estaba en ese momento. Le conté lo que me pasaba porque íbamos a hacer una escapada y aposté todo el dinero del viaje. Fue ella la primera persona que supo de verdad la gravedad de lo que me pasaba. Los demás no se daban cuenta del punto en el que estaba.
P. ¿Por qué no se puede solo?
R. Te levantas y te acuestas pensando en lo mismo, estaba trabajando y mirando el teléfono para ver si había metido gol un equipo, o ganado otro. Es una obsesión. Me ha perjudicado en mi día. Me cuesta dormir, tengo dolor en el pecho, angustia. Es que todo gira en torno a las apuestas. En una semana me gastaba el sueldo del mes entero, así que ya el resto me quedaba sin salir ni socializar. Me inventaba excusas para no quedar con mis amigos, pero era que no tenía dinero porque me lo había gastado apostando.
P. ¿A qué límites has llegado para apostar?
R. Yo he sobrevivido muchos meses con 20€ o menos, con poca comida, porque según me entraba la nómina me la gastaba en apostar. Comía en casa de amigos, de mi ex pareja... Me tiraba días pensando en cómo pedir dinero, me ponía excusas. Al menos, hasta este verano fui pagando el alquiler, pero ya en junio me lo fundí todo antes de haber podido pagarlo. Ahí vi que había tocado fondo, y aún así dos veces después de eso lo he vuelto a hacer: apostar el dinero de la mensualidad.
Vas trampeando, porque cuando tienes esta enfermedad aprendes a mentir muy bien. Le pedía dinero a mi madre, a mis amigos, para poder comer. En junio, cuando empecé a darme cuenta de que no podía seguir así, le dije a mi madre que me guardara 400€ para el alquiler de septiembre. Pero en julio, cuando me había fundido todo, volví a mentirle y le dije que me diera el dinero para firmar el alquiler. Y volví a perderlo. A los cinco días, en agosto, cobré y a las 40 horas había perdido los 600€ que tenía. Llamé a mis padres llorando, desesperado.
P. ¿Qué ayuda necesitas?
R. Claramente, la de un profesional para poder dejarlo. Pero mientras tanto necesito que alguien me controle las cuentas. Mi ex pareja me vigiló el dinero un tiempo, pero cuando rompimos volví a las andadas. Y hasta el día de hoy. Ahora otro familiar es co-titular de mis cuentas, lo que me hace cortarme. No me veo capaz de tener dinero en el banco, porque me lo voy a gastar. Y mis padres me van a ayudar llevando mis finanzas, me darán lo que necesite para ir comprando comida, pagar el alquiler… Todo con facturas para que vean que lo he empleado en ello, porque ya he hecho otras veces de pedirlo y gastármelo en apostar.
A raíz de hacer público mi caso he recibido muchísimos apoyos, he contactado con asociaciones que me pueden ayudar. Pero en la sanidad pública sé que tengo que pasar por el médico de cabecera, que me deriven... Yo necesito ayuda ya. Así que en cuanto pueda pagarlo voy a emplear mi dinero en terapia.
Sergio ha dado la cara para concienciar a los jóvenes: "Que le puede pasar a cualquiera, y si crees que un amigo está sufriendo esta enfermedad, a lo mejor necesita tu apoyo, que le escuches... Decir que eres ludópata es muy duro, a mí me cuesta decirlo. Pero es lo que hay. Soy ludópata y necesito curarme".