El número de coches híbridos y eléctricos que circulan por las carreteras está en constante aumento y con ello, la cantidad de vehículos de este tipo que se ven implicados en accidentes de tráfico. Antes de salir al mercado todos deben superar unas pruebas de impacto, fijadas en la legislación pertinente. Cada vez son más seguros para los pasajeros aunque conllevan nuevos riesgos para los rescatistas que intervienen en estos siniestros.
Antonio Novillo Piris es Jefe de Equipo de los Bomberos en la localidad madrileña de Alcorcón. Además es docente en emergencias y desde hace dos años imparte cursos de formación con la Asociación Profesional de Técnicos de Bomberos (APTB) a compañeros de toda España. Recientemente ha estado instruyendo a los bomberos del Ayuntamiento de Oviedo.
"El máximo peligro es que se se dañe el blindaje de la batería y le entre aire, que origine un cortocircuito y provoque lo que se llama un 'embalamiento térmico'. Esto origina un incendio muy rápido, súbito. Para evitarlo uno de los bomberos debe vigilar constantemente con una cámara térmica la temperatura. Otro de los riesgos es que la batería no se haya desconectado al saltar el airbag por ejemplo, porque haya un fallo en el sensor o en el sistema que abre el circuito, y al ir a cortar alguna de las estructuras, cortemos un cable de alta tensión, produciendo una descarga y nos electrocutemos", explica.
Los vehículos impulsados con energías alternativas conllevan algunos peligros que obligan al personal de emergencias a establecer unas medidas específicas. La intensidad eléctrica es muy superior a la que se obtiene en una red doméstica.
"Lo primero que tenemos que hacer es identificar el tipo de propulsión que utilizan. Pueden ser eléctricos, híbridos, híbridos enchufables, con gas natural comprimido, licuado, incluso con hidrógeno. Buscamos la ficha del rescate del vehículo en la aplicación Euro Rescue, que nos indica los posibles riesgos, además de la ubicación de los airbags, los pretensores, las baterías y los cables de alta tensión o los puntos más seguros para cortar y abrir la estructura", apunta Novillo.
Los nuevos sistemas reducen las lesiones y su gravedad para los ocupantes pero hacen que la labor de los bomberos sea cada vez más compleja. Sin embargo, estos profesionales resaltan que "a la hora de intervenir, la mejora y evolución de nuestras herramientas y de las técnicas también nos proporcionan cierta tranquilidad".
Desde el año 2020 El Programa Europeo de Evaluación de Automóviles Nuevos (Euro NCAP) otorga puntos a los fabricantes de vehículos que publiquen sus hojas de rescate en el momento oportuno -de acuerdo con lo establecido en la norma ISO- y sin que esto suponga coste alguno para el usuario final.
Algunas compañías de seguros han creado además pólizas específicas, con precios adecuados a este tipo de vehículos. Consideran que las averías y reparaciones tienen un mayor coste que en los vehículos de propulsión a explosión.
Cuando los bomberos llegan a un accidente lo primero que deben hacer es conocer las características del vehículo y los procedimientos para el rescate. Los paquetes de baterías y el cableado del circuito van protegidos con cápsulas herméticas e innacesibles y están conectados a sistemas automáticos que interrumpen el flujo eléctrico en el caso de que se produzca un impacto.
Estos funcionan de forma rápida y autónoma, activando diversos chips de semiconductores, que a su vez ponen en marcha pequeños dispositivos pirotécnicos, evitando cortocircuitos o incendios.
Cuando el vehículo solo presenta daños en la carrocería y no hay peligro de descarga eléctrica, el riesgo es que se mueva involuntariamente cuando todavía esté en la posición de conducción D ("Drive").
Para evitar esa situación, deben bloquear las ruedas, poner el freno de mano y colocar el sistema de tracción en la posicion P ("Parking") antes de apagar el vehículo.
En el caso de que se activen los airbags de un vehículo eléctrico o híbrido, no hay riesgo de electrocución ya que la fuente de alimentación de la batería de alta tensión se desconecta automáticamente. Aún así, en casos excepcionales, los airbags pueden no activarse incluso en un accidente grave, por ejemplo, si un vehículo sufre un impacto por detrás. Mientras la jaula de seguridad permanezca intacta, no habrá ningún peligro.
Si el vehículo colisiona y se deforma la estructura, puede sufrir daños que provoquen fugas de energía. Se podrá detectar porque salen chispas, humo o huele a quemado. En estos casos los bomberos deben utilizar su equipo de protección personal (EPI) -incluyendo guantes de alto voltaje- para enfriar la batería con mangueras y emplear una cámara de imagen térmica para controlar un posible aumento de la temperatura.
En caso de que se produzca un incendio, los productos de combustión que emiten estos vehículos son los mismos que los de cualquier otro. Los profesionales deben utilizar un Equipo de Protección Individual (EPI) y aparatos de respiración autónomos para evitar una intoxicación.
Si la batería de alto voltaje se incendia, emite productos de combustión adicionales como hidróxido de litio y la batería se calienta continuamente. Los bomberos deben apagar la estación de carga o quitar el cable, evitando la transmisión de electricidad al vehículo. Después pueden extinguir el fuego con agua. En algunos países utilizan tanques en los que sumergen completamente el vehículo.
Los profesionales recomiendan a estos conductores que, en caso de accidente, "quiten el contacto del vehículo, pogan el modo 'Parking' y el freno de mano. También tener a mano la ficha de rescate -que puede venir en el manual del vehículo o descargarse en la página web del fabricante- por ejemplo en el parasol delantero, de forma que sea accesible para los bomberos. En su lugar pueden guardar el código QR para descargarse la ficha en el momento". Cuanto antes puedan tener acceso al habitáculo estos profesionales para rescatar a las víctimas, más eficaz será la asistencia médica que después podrán ofrecerles.