Dos jóvenes activistas de los derechos de las personas LGTBI han sido condenadas a muerte por "difundir corrupción en la Tierra", término que utilizan las autoridades iraníes para referirse a todos los delitos que estén en contra de la moral islámica. Por otro lado, también han sido condenados por "promover la homosexualidad" en el país, en el que la homosexualidad es vista como un crimen y penada con fuertes sentencias. El Tribunal Revolucionario de la ciudad de Urmia, además de los delitos ya mencionados también las han condenado por "promover el cristianismo" y participar con grupos "anti-república islámica".
Zahra Sedighi-Hamedani, de 31 años, y Elham Choubdar, de 24 actualmente se encuentras recluidas en un pabellón para mujeres de la Prisión Central de Urmia, a la espera de que se cumpla la sentencia. Además, una tercera activista, Shoeila Ashrafi, de 52 años, también está involucrada en el caso, aunque aún está a la espera de una sentencia firme.
La noticia de las activistas ha provocado la indignación de miles de personas, que a través de las redes sociales protestan por la inocencia de todas. Una de las organizaciones que están luchando por su liberación es la Organización de Derechos Humanos de Hengaw, la cual afirmó que el Tribunal revolucionario de Urmia "no cumple con los estándares de un juicio justo y no respetan los derechos de los acusados".
En otra ocasión, Zahra, fue arrestada y retenida en aislamiento durante 53 días por las autoridades iraníes cuándo intentaba huir del país para solicitar asilo en octubre del pasado año. Tras su salida, ella misma confirmó que durante su encierro recibió todo tipo de comentarios vejatorios por su sexualidad y apariencia, así como los agentes de seguridad la amenazaron con quitarle sus hijos, así como con la muerte.
Mientras cada vez más países derogan sus leyes contra las personas LGTBI y caminan por apoyar sus derechos. Irán es considerado como uno de los peores países para las personas LGTBI, ya que cualquier relación entre personas del mismo sexo se castiga con grandes penas de prisión, castigos corporales, multas y hasta la ejecución.
El líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Khamanei, que lleva en el poder desde 1989, describió la homosexualidad como parte de una "privación moral" generalizada en la civilización occidental. Por lo que el país es duramente criticado por muchas personas que luchan por los derechos de las personas.
Además, Irán es considerado como uno de los países del mundo con la tasa de ejecución más alta. El pasado año, al menos 333 personas fueron condenadas a muerte, un 25% más que en 2020.