La inmensa mayoría de los jóvenes consumen pornografía, y eso incide directamente en la probabilidad de sufrir violencia sexual: el 59 % de las chicas de entre 18 y 35 años que ven porno ha sufrido alguna agresión a lo largo de su vida, cifra que baja al 28 % en el grupo de las que no lo ven.
Es una de las conclusiones de un estudio sobre pornografía, violencia sexual, agresión y victimización presentado en la XL Reunión Anual de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) que se celebra esta semana en San Sebastián y que forma parte del proyecto "Sexual violence perceptions and associated factors in young people. A mixed study" financiado por el Centro de Investigación Biomédica en Red Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP).
"Los estudios que analizan el contenido de la pornografía muestran que gran parte es una erotización de la violencia, y queríamos ver de qué forma su visionado se puede estar asociando tanto a la victimización en la violencia sexual como a la perpetración de esa violencia", comenta a Efe su principal investigadora, Belén Sanz-Barbero.
Y ésta ha sido precisamente una de las principales conclusiones de este estudio transversal, realizado mediante una encuesta online a 2.515 personas de 18 a 35 años residentes en España, representativa de la población de este grupo de edad por sexo, comunidad autónoma y origen.
"Consumir porno aumenta la probabilidad de sufrir violencia sexual en las mujeres y de ejercer violencia sexual, independientemente del sexo", resume Sanz.
Un 95 % de los hombres españoles y un 75 % de las mujeres españolas declara haber consumido porno de forma voluntaria, es decir, porque la buscan -no se le presenta por ejemplo de forma accidental, como cuando salta una página de Internet-.
La prevalencia de la violencia sexual en personas adultas jóvenes es alta y afecta en mayor medida a las mujeres (49,9 %) frente a los hombres (25,9 %).
Dentro del grupo de mujeres, es mucho mayor entre las que consumen porno (59%) que entre las que no lo hacen (28%). En hombres, la probabilidad de sufrir violencia sexual no cambia entre los que consumen pornografía y los que no.
La investigación revela una asociación entre el uso de la pornografía y la victimización en las mujeres: las que tienen 22 años que ven porno tienen mayor probabilidad de sufrir violencia sexual que las que no lo consumen.
Además, muestra que esa probabilidad disminuye con la edad, pero solo para las que no ven porno.
¿Cuáles son las agresiones más citadas? Tanto las que consumen porno como las que no, nombran principalmente haber sufrido tocamientos de sus genitales o pecho cuando no querían.
Sin embargo, las que consumen porno declararon hasta 4 veces más haber sido obligadas a mantener relaciones sexuales en contra de su voluntad cuando eran incapaces por estar bajo la influencia del alcohol y otras drogas o haber sido forzadas bajo amenazas o siendo sujetadas.
Cuatro de los comportamientos analizados conllevaban penetración, con lo que pueden ser considerados constitutivos de violación; en este sentido, fueron nombrados por el 27,3 % de las mujeres que consumen porno, tres veces más (9,7 %) que las que no lo consumen.
¿Qué factores explican estas cifras? "Es posible que las mujeres que consumen pornografía se expongan a determinados comportamientos que ven y después ven la violencia sexual que puede haber detrás de ellos; también es posible que tengan encuentros sexuales con parejas que consumen pornografía y por tanto haya mayor ejercicio de ella", indica la investigadora.
Los participantes fueron preguntados si consideraban que algún comportamiento suyo había podido ser percibido como una agresión sexual. Las respuestas volvieron a confirmar una asociación entre violencia sexual y pornografía.
De esta forma, el estudio indica que las personas que consumen porno tienen 2,4 mas de probabilidad de agredir sexualmente a otras que las que no lo consumen.
En este caso, no ha podido estratificar la información por sexo debido al bajo porcentaje de mujeres que refiere haber agredido a alguien; atendiendo a esta premisa, los hombres (independientemente de si han consumido porno o no) tienen una probabilidad tres veces mayor de perpetrar una agresión sexual que las mujeres.
Con todo, la investigadora explica que "esto es un primer acercamiento" y que en breve iniciará un proyecto para profundizar en los distintos tipos de pornografía que se está consumiendo y si ello puede tener algún tipo de relación con distintos comportamientos de violencia sexual.
Pero sirve para dar una idea de cuánto son necesarios programas de educación afectivo-sexual para los jóvenes y fomentar una actitud crítica hacia el uso de la pornografía.