Las cuatro razones por las que la Guardia Civil cree que Óscar atropelló a Esther López y la escondió en el maletero
Tanto el medidor de pasos del acusado como el bluetooth del coche registran actividad cuando declaró que estaba dormido
El vehículo presenta deformidades y arañazos en el lateral derecho compatibles con todas las lesiones que tiene la fallecida en su cuerpo
Los agentes encontraron ADN de la joven de Traspinedo en el interior del maletero y creen que Esther no fue atropellada donde apareció su cuerpo
Cuando el cuerpo de Esther López apareció en una cuneta a pocos kilómetros de Traspinedo (Valladolid), los agentes de la Guardia Civil comenzaron a sospechar. Los primeros informes de los forenses indicaban que la joven de 35 años había fallecido probablemente a causa de un atropello, o más bien de las heridas que le provocó el golpe con un coche a baja velocidad. Esas que le abrieron una importante brecha en la cabeza y le dislocaron la cadera, haciendo imposible que pudiera andar para pedir ayuda mientras se enfrentaba a las gélidas temperaturas que la zona sufrió el pasado 12 de enero, fecha de su desaparición.
Lo primero que llamó la atención a los agentes es que el bolso de Esther estaba junto al cuerpo, apoyado sobre su base, algo improbable si la joven había sufrido un impacto tal que había sido lanzada varios metros hasta un rebaje de la cuneta. Además, la especie de mochila gris tenía un asa rota, algo normal si había salido despedida con el golpe, pero incompatible con la posición en la que fue encontrada. En suma, los brazos y piernas de la joven estaban alineados con el cuerpo, algo que tampoco es frecuente en los atropellos y el teléfono de la chica estaba a sus pies, en un nuevo imposible que para los expertos “no guarda relación con una dinámica post atropello”.
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Ahora, los últimos informes presentados a la jueza instructora del caso refuerzan la tesis que los agentes de la Guardia Civil barajan desde los segundos compases de esta investigación: que el principal investigado habría participado de alguna forma en su atropello y escondió, solo o en compañía de otros, el cuerpo de la joven en el maletero para trasladarlo a la zona donde finalmente fue encontrado. Algo que Óscar ha negado de forma reiterada en sus declaraciones judiciales.
Una versión que no cuadra
Según la versión del principal investigado, Esther se bajó de su coche en un cruce de caminos la madrugada del 12 al 13 de enero con intención de seguir de fiesta mientras Óscar, la última persona que la vio con vida, se marchó a casa de sus padres a dormir. A partir de ahí, nunca más se supo. Comenzaron las batidas, las búsquedas, la aparición del cuerpo el 5 de febrero y las sospechas de que algo no cuadraba. Los agentes revisaron la localización de los teléfonos móviles, pero la zona es pobre en antenas, ya que solo dos dan cobertura al paraje donde se le perdió la pista. Pero hubo un golpe de suerte: el teléfono de Esther era de segunda mano, regalado por un amigo del pueblo. Y el terminal tenía todavía vinculada la cuenta de Google del anterior propietario. Así los agentes pudieron acceder a los datos guardados en la nube de los intentos de conexión del terminal a los distintos routers de la zona, y situaron a Esther a 48 metros de la casa donde Óscar se suponía que dormía a las 3,26 de esa misma noche, una hora después de que supuestamente la joven se hubiera bajado del coche.
Además, hubo otros dos indicios tecnológicos que apuntan a que el principal investigado no estaba dormido: el contador de actividad de su teléfono móvil, que según los informes de la Guardia Civil refleja actividad entre las 3:14 y las 3:35 de esa noche, además de movimientos hasta las 5:24 y la centralita del coche que refleja conexiones esa noche del teléfono de Óscar por medio del Bluetooth. Un sistema que solo funciona si el vehículo está en marcha.
En sus declaraciones judiciales, la última persona que vio con vida a Esther ha negado de forma reiterada cualquier participación en su muerte, y ha mantenido que no tenía explicación para esos datos y esas conexiones, ya que esa noche estaba durmiendo en la casa.
Un escaneado láser en 3D para el coche
Fue entre el 6 y el 9 de abril cuando la jueza encargada del caso permitió al Equipo de Reconstrucción de Accidentes (ERA) de la Guardia Civil analizar con detalle el Volkswagen T-Roc que Óscar conducía la noche de la desaparición de Esther. El análisis fue tan minucioso que los agentes escanearon el vehículo con un sistema de láser en 3D capaz de detectar imperfecciones milimétricas en la carrocería. Así, los expertos del Instituto Armado detectaron “una abolladura del material plástico en la zona superior del paragolpes, arañazo en el lado derecho del capó y pequeño hundimiento entre el borde superior del capó y el vértice de la aleta anterior derecha, así con una holgura en el faro antiniebla delantero de ese lado”, producidas a su juicio por un impacto a baja velocidad.
Antes, los agentes compararon las heridas que la joven presentaba en la autopsia con un posible atropello con distintos vehículos, por medio de un software de simulación llamado PC-Crash. “El tipo de vehículo que aporta mayor coincidencia con las lesiones principales [...] son los denominados SUV o 4x4”, explican los informes del ERA enviados al juzgado. El trabajo de los especialistas en accidentes concluye que las lesiones que sufrió Esther en las piernas y cadera son “compatibles” con la “geometría del frontal” del coche de Óscar “no descartándose que la lesión de la escápula izquierda pudiera haberse producido contra elementos del vehículo del lado derecho como el retrovisor, en la fase de caída y arrastre de la atropellada”. Según el software de simulación, el coche que la atropelló circulaba a 45 kilómetros por hora y Esther caminaba a 4,7.
El ADN en el maletero
Con los datos del posible atropello sobre la mesa de la jueza, han llegado nuevos documentos al juzgado, esta vez sobre el material genético localizado dentro del maletero. Según adelantó el periodista Alfonso Egea, la Guardia Civil ha localizado ADN indubitado de Esther López en la zona interior derecha del maletero. Además, hay una segunda muestra en otra zona que contiene componente genético tanto de Óscar como de Esther, pero los investigadores le restan importancia al poder tratarse de una transferencia. Sin embargo, no cabe duda de que habría restos de la joven, solos y plenamente identificados dentro del maletero.
Según fuentes cercanas al caso, la importancia de este hallazgo es doble: primero porque el principal investigado siempre ha negado que la fallecida subiera con anterioridad a la noche de la desaparición a ese vehículo y después porque él mismo habría negado ante la jueza que Esther hubiera tenido acceso al maletero. El problema, según las mismas fuentes, es que la muestra estaba tan deteriorada que es imposible saber a ciencia cierta qué tipo de fluido o contacto corporal la produjo, si se trató de sangre, saliva o cualquier otro elemento. A eso se suma la imagen localizada por los agentes de un día después, cuando un coche similar al de Óscar fue localizado en una estación de servicio con lavadero.
En este caso las imágenes no son concluyentes ya que no se puede leer la matrícula del vehículo, pero el teléfono personal del investigado también repite por esa zona, según los informes de la Guardia Civil. Así, esta conjunción de elementos lleva a los agentes a mantener una tesis cada vez más clara: que el coche del principal investigado fue el posible causante del atropello y que la joven pudo ser trasladada en el maletero de ese vehículo hasta la zona donde fue encontrada con posterioridad. Algo que la última persona que la vio con vida ha negado en repetidas ocasiones.