El incendio de Bejís, uno de los más devastadores de este verano en España, arrasó 20.000 hectáreas de la sierra de Castellón. El fuego puso en situaciones de auténtico riesgo a los equipos que trabajaban para controlarlo. Hoy hemos hablado con los bomberos que se encontraban en el interior de un camión que fue alcanzado por las llamas.
Tuvieron poco tiempo para huir antes de que el vehículo quedara completamente calcinado en mitad de la carretera. Uno de los ocupantes, Andrés Villajos, que iba con otros dos compañeros, explica que "teníamos las mangueras y todo desplegadas porque, en principio, el incendio iba cara al norte". Sin embargo, un cambio de viento les atrapó. "Eran llamas igual de 20 metros a los dos lados de la carretera y cociéndonos", señala.
Se encontraron a una temperatura prácticamente imposible de aguantar. Otro de los bomberos, José David Pérez, apunta que "es como si te absorbiese una bola de fuego". "Era un infierno porque el camión ya estaba en llamas. Yo pensaba que nos había pasado por encima y decía que tanta temperatura no es normal. Pero claro, el camión estaba ardiendo, por eso nos estábamos quemando dentro", relata. Andrés añade que "un minuto más y no lo contamos. Tardar un minuto más en salir del camión es quemarse".
Roberto Carot es el jefe del parque de bomberos de la comarca del Alto Palancia, narra que "siendo el escenario el más propicio había que intentarlo porque era la última línea de defensa" del municipio de Torás. Decidió bajar del puesto de mando a por ellos. "Entré a recogerles. Me esperé y no salían, y decidí entrar. Afortunadamente, ya los encontré saliendo del humo porque si no quizás también los hubiese atropellado yo al buscarles", dice Roberto.
Son conscientes del milagro. "Fue una situación límite", recuerda José David, mientras que Andrés, sonriendo, afirma que "hemos gastado una vida, aún nos quedan seis como a los gatos". Lo que parece mentira al ver las imágenes es que salieran de un vehículo calcinado y convertido en un auténtico amasijo de hierros.