Se cumplen 10 años desde que Cecilia Jiménez puso a Borja en el mapa con su peculiar Ecce Homo
Se cumplen 10 años desde que Cecilia Jiménez puso a Borja, un municipio zaragozano, en el mapa con su peculiar Ecce Homo
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Fue la comidilla del verano de 2012. Una restauración fallida que terminó convirtiéndose en un reclamo para Borja, un municipio de Zaragoza de apenas 5.000 habitantes y desconocido hasta entonces para la gran mayoría de personas. Ahora se cumplen 10 años desde que Cecilia Jiménez cogió los pinceles para rescatar al Ecce Homo del Santuario de la Misericordia.
Su obra llenó portadas y abrió informativos. Y, por supuesto, creó escuela en otras localidades españolas como Valencia, con unas curiosas Inmaculadas de Murillo.
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Desde entonces, alrededor de 11.000 personas pasan cada año para visitar una pintura que algunos consideran una obra maestra de la modernidad. La original fue pintada por Elías García Martínez después de la Guerra Civil.
El Ecce Homo de Cecilia dio la vuelta al mundo
Entre la comedia y el drama y entre la estupefacción y el show, se vivió ese verano la chapuza del Ecce Homo. Hasta ese momento, una anónima Cecilia se convirtió en estrella mundial puesto que la noticia dio la vuelta al planeta. Cecilia Jiménez y su cuadro se convirtieron trending topic mundial y fueron objeto de meme y de parodias televisivas tanto en España como en Estados Unidos o en Reino Unido.
Cecilia pasó de cometer una atrocidad artística a ser una musa pop. "Es ya parte de nosotros y también de nuestro patrimonio", asegura el alcalde de Borja, el socialista Eduardo Arilla.
Diez años después, el Santuario de la Misericordia sigue siendo lugar de peregrinación. El Ecce Homo se ha convertido en la gallina de los huevos de oro, con souvenirs y el cobro de entrada. Los 50.000 euros anuales que recaudan se destinan a una residencia de ancianos, en la que reside Cecilia hoy en día a sus 91 años. "Un fin social muy bonito que es ayudar a personas que no tienen recursos", subraya Arilla.
Todo un fenómeno social que continúa, una década después, arrancándonos una sonrisa y que ha marcado la historia de Borja.