Como cada 16 de agosto, Vilagarcía de Arousa en Pontevedra celebra su Fiesta del Agua en honor a su patrón, San Roque. Pero este año, y tras dos seguidos sin tenerla por la COVID, sufrirá algunas restricciones por la sequía.
Una de estas modificaciones, las fuentes del municipio, que están vaciadas y el agua para llenarlas permanecerá cortada, al menos durante el tiempo que duren las fiestas. Tampoco estarán los camiones de bomberos ni mangueras que refrescaban cada año a los participantes de su tradicional fiesta, sino que serán los propios vecinos los que lancen el agua desde sus balcones y ventanas, volviendo a los orígenes en los que se desarrollaba la fiesta tradicionalmente.
No obstante, a pesar de la previsión de lluvia de hoy en la localidad y que ha empapado a los asistentes antes del inicio de las fiestas, la situación ha dividido al pueblo, en la que muchos creen que se debería hacer un uso responsable del agua, y aún más durante la difícil situación que está viviendo Europa, que sufre la peor sequía en el continente en 500 años.