El incendio que ha amenazado el Parque Natural del Moncayo, en Zaragoza (Aragón), ya está estabilizado y podría darse por controlado en las próximas horas. De hecho, ya se han desactivado algunos efectivos de emergencias. La destrucción de las llamas ha dejado a muchos sus vecinos desolados tras comprobar que lo han perdido todo por la virulencia del fuego.
La vuelta a las viviendas, en localidades como Añón de Moncayo, han sido muy duras. En muchas de ellas apenas queda rastro del interior. Han sido arrasadas pistas de tenis, jardínes, terrazas o fincas. El fuego ha calcinado 6.500 hectáreas de terreno. Domicilios y establecimientos, como restaurantes, convertidos en ruinas: no quedó nada en pie, ni sombrillas, ni mobiliario, ni tejados o ventanas.
Las llamas también ha reducido a cenizas multitud de segundas viviendas, cuyos propietarios pasaban los fines de semana y vacaciones y que ahora no podrán volver durante muchos meses. Las casas afectadas, como la de Araceli, han quedado destrozadas por completo: hace días celebraban, sin saber, su último encuentro en el paraje natural. Todo lo que tenía, arrasado, salvo una colección de minerales con gran valor sentimental.
Los distintos focos han obligado a los vecinos a regresar progresivamente. Los daños son desoladores en la zona. Una tragedia que todavía está pendiente de que los últimos rescoldos y las brasas sean apagadas definitivamente en una zona rica en biodiversidad y patrimonio natural.