Volvieron los tritones, la fiesta, la música, el ambiente y el sonido del cañonazo que da salida a los 1081 que descienden los 19 kilómetros que separa Arriondas de Ribadesella. "La mejor fiesta del mundo", dice una de las asistentes. "No hay palabras para describir esta fiesta", dice otro. No las hay porque estos dos años de pandemia se les han hecho muy largos a los asturianos. "Vaya tristeza, pero vamos a recuperarlos hoy". Aquí están.
Este año, batiendo récords. Casi 300.000 personas de todo el mundo que no han querido perderse la conocida como fiesta de las piraguas. Desde Sevilla a Logroño, pasando por Madrid o Barcelona. Una tradición que se lleva celebrando 84 años, aunque, dicen, les han robado dos. Pero, como nos reconocen, los van a recuperar. Y que pasa de generación en generación. Para que nadie les vuelva a robar las ganas de disfrutar.
Los palistas franceses Quentin Urban y Jeremy Candy han sido los vencedores de la 84ª edición del Descenso Internacional del Sella.
Urban y Candy se impusieron en un apretado sprint con otras tres embarcaciones españolas para llegar los primeros a la meta ubicada en el puente de Ribadesella marcando un tiempo de una hora, 45 minutos y tres segundos.
Los franceses llegaron por delante del K-2 de Walter Bouzán y Álvaro Fernández Fiuza, que fueron segundos, y del de Julio Martínez y Emilio Llamedo, que fueron terceros. En el sprint quedarían cuartos la pareja formada por Miguel Llorens y Alberto Plaza.
La competición comenzó a las 12.00 horas, después de que el asturiano Raúl Entrerríos, recientemente retirado del balonmano profesional, leyese el tradicional pregón en verso en el puente de Arriondas, donde se cantó el 'Asturias, patria querida'.