España se asoma a una sequía histórica 40 años después de la gran alerta roja: "Puede ser gordísima"
Ya se están aplicando restricciones aisladas, pero si no llueve de manera abundante la sequía puede ser "gordísima, histórica" en otoño
Este 25 de julio se cumplen 40 años de la alerta roja decretada en toda España por una sequía que ya llevaba meses afectando al país y que se prolongó hasta 1984
Para revertir la situación haría falta que lloviese mucho más de lo normal, de manera sostenida y no torrencial. Pero las previsiones apuntan a un tiempo seco
El 25 de julio de 1982 se decretó la alerta roja por sequía en toda España. Se cumplen hoy 40 años. La sequía venía de lejos, desde febrero de ese año, y acabó prolongándose hasta noviembre de 1984. Se convirtió en una de las cinco sequías más graves de España desde que hay registros. Tres de ellas se han concentrado en los últimos 60 años. ¿Estamos a las puertas de la siguiente?
“Sequía ya hay, en este momento. Pero todavía puede ir a peor. A mucho peor”. Lo advierte Fernando Llorente, colaborador de Meteored. “Todo apunta a que podríamos acercarnos a otra sequía histórica”. ¿Por qué? Porque el panorama del que venimos es malo y el previsto para los próximos meses no es mejor. Venimos de un invierno seco, una primavera muy seca, el verano está siendo seco y el otoño, al menos el inicio, también seguirá esa estela.
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Las predicciones de la AEMET, a tres meses vista, no son “nada halagüeñas”, explica Llorente. “Necesitaríamos que lloviese mucho y durante mucho tiempo. Y eso no se ve que vaya a ocurrir”, advierte. “La sequía ya la tenemos, tanto la meteorológica como la fisiológica. Si no llueve en otoño, esa sequía se va a acentuar. Y no nos valen precipitaciones normales, además. Para recuperarnos, necesitamos lluvias abundantes y duraderas, pero no torrenciales”. Si eso no ocurre, dice, a finales de otoño hablaríamos ya de una sequía “gordísima, histórica”.
¿De dónde venimos?
Para entender el panorama del que venimos, pueden ver el vídeo que abre este artículo, elaborado con los mapas de “Vigilancia de la sequía meteorológica” de la AEMET. Los mapas reflejan los cambios que ha habido, desde hace 3 años hasta ahora, en el SPI, el “índice de precipitación estandarizado”.
A medida que avanza el vídeo y nos acercamos al presente, vemos cómo gran parte de la península se va tiñendo de naranja y de rojo. “Cuando el índice SPI baja de menos 1 (colores naranja y rojo en el mapa) empieza la sequía meteorológica, y no acaba hasta que pasa de 0 (amarillo, verde y azul)”, explica Ricardo Torrijo, meteorólogo experto en sequía de la AEMET. “La sequía no es generalizada en toda España, pero buena parte del país tiene unos índices SPI muy bajos”.
Llorente asegura que la situación es complicada desde hace meses, muchos ya. “Desde el invierno, si no antes, yo estoy avisando de que la sequía está ahí. El que no lo vea es porque no quiere verlo”.
La situación, además, no afecta sólo a España, como muestra el mapa que ven a continuación, elaborado por el Observatorio Europeo de la Sequía, que acaba de presentar su informe sobre Sequía en Europa. El 46% del territorio europeo está en niveles de advertencia por sequía y el 11% en alerta. El nivel de advertencia es el que se refleja en naranja, e indica que hay carencia de humedad en el terreno. El nivel de alerta, en color rojo, indica que esa sequedad es tan pronunciada que afecta a la vegetación. La sequedad lleva meses avanzando en Europa, está afectando a los caudales de los ríos y, en un momento de crisis energética, afecta ya a la capacidad de producción de electricidad en muchas zonas.
¿Hacia dónde vamos?
Para saber hacia dónde vamos, hay que consultar la predicción estacional de la AEMET. “Si viniese un otoño lluvioso, la situación se podría aliviar algo, pero el otoño viene bastante seco”, advierte también Torrijo. Aunque insiste: “Las predicciones estacionales tienen una fiabilidad bastante limitada. Son probabilidades y muchas veces no se cumplen”. Y recuerda que “la sequía es un proceso cíclico en el clima mediterráneo, casi cada década hemos tenido una sequía larga en España. Es inherente a nuestro clima”.
Llorente es más contundente. “En verano no va a llover, hay que contar con ello, así que vamos a llegar a septiembre con nuestros embalses muy por debajo de la media de los últimos 10 años. Si el otoño, al menos al inicio, no parece que pueda darnos precipitaciones importantes, la situación puede ser muy crítica”.
Para saber con más detalle qué es lo que nos espera en los próximos meses, Llorente ha analizado los datos de la reserva hídrica actual y los ha comparado con los del año pasado y la media de los últimos 10 años. Ha elaborado una tabla predictiva para ver cómo podrían estar nuestros embalses al finalizar el verano y ha comparado estos datos con los de la última sequía importante, la de 2017.
“Es una predicción de los embalses que nos podemos encontrar en septiembre, y lo que se ve es que la situación puede llegar a ser bastante alarmante”. Pero es que la actual ya es muy preocupante.
¿Dónde estamos?
Ahora mismo, la reserva hídrica en España no llega ni a la mitad de su capacidad. Según los últimos datos publicados por el MITECO este martes los embalses están, de media, al 43,2% de su capacidad total. Eso son 24.260 hectómetros cúbicos. El nivel de agua embalsada es inferior al de año pasado por estas fechas, y mucho más bajo todavía si lo comparamos con la media de los 10 últimos años. Si se tiene en cuenta sólo el agua embalsada para uso humano y la agricultura, la capacidad almacenada sólo llega al 39,6%.
Lo peor está en las cuencas del Guadiana y el Guadalquivir. Esta última es la más crítica. Allí, los embalses están al 26,4%, cuando la media de los últimos 10 años es del 59%. Según la predicción elaborada por Llorente, esta cuenca podría bajar hasta el 22% en septiembre. “Eso es muy grave”, advierte.
A nivel general, ha calculado que la reserva hídrica podría bajar desde este 43% actual hasta una horquilla que iría del 37% al 34%, a principios de septiembre. Son datos muy preocupantes.
Si los embalses bajaran del 20%, sería el colapso
La sequía más grave que ha azotado España tuvo lugar en los años 40 del siglo pasado, entre 1944 y 1946. Los embalses llegaron a bajar hasta el 14%. Fue a partir de entonces cuando se construyó el grueso de la infraestructura de embalses de España. ¿Podría volver a ocurrir? Llorente no quiere ni contemplar esa opción. “Si nuestros pantanos bajaran del 20%, sería un colapso completo. Estaríamos en una situación dramática”.
Para evitarlo, dice, “ya deberíamos estar tomando medidas de ahorro urgentes, porque la situación está complicada. Sobre todo, para no tener que elegir entre agua para regar alimentos o agua para la diversión”. ¿Podemos vernos en esa situación, este año? “Si en otoño no llueve, yo me temo que sí”.
Llorente apunta, además, otra cosa. “Si sigue sin llover y siguen bajando los embalses, vamos a tener menos margen de producir energía hidroeléctrica, lo que implica que habrá que tirar más de las demás fuentes de energía, como el gas, con lo que ello conlleva”.