Este domingo, alrededor de las 13:00 horas, se ha desatado un incendio en Pont de Vilomara, Barcelona. Las llamas, que han calcinado más de 1.000 hectáreas, han destruido vehículos y varias viviendas, como la de Antonia. "Ha quemado toda la casa y por poco no nos quema a nosotros. Abrimos la puerta de la calle y entre medias del fuego pudimos salir", explica.
Y han podido huir, nos cuenta con entereza encomiable, en su autocaravana. Ahora, se encuentra sin saber muy bien qué hacer. "Ha sido horrible, horrible, horrible", afirma.
Otra vecina señala que el tema es que el fuego ha avanzado con gran rapidez y "lo que eran dos focos relativamente cercanos entre ellos, se están extendiendo hasta Sant Fruitós de Bages", uno de los cinco municipios afectados.
"Ha habido un momento que se veía lejos pero ha empezado pronto a venir y la verdad es que venía muy rápido", dice una de las vecinas. Su marido añade que "esta es la segunda vez, la anterior nos quemó toda la casa. Y esta vez ya veremos qué ha pasado, esperemos que no".
Otro hombre indica que "hemos cogido la furgoneta y los perros y nada, los otros animales se han quedado allí".
Un total de 200 vecinos han sido evacuados y más de 120 dotaciones de Bomberos de Cataluña trabajan sin parar para intentar lo que parece un imposible, detener las llamas. Se mire por donde se mire, no pinta nada bien el panorama.
A otros habitantes de las urbanizaciones se les ha pedido que se confinen y que permanezcan en el interior de las viviendas con las puertas y las ventanas cerradas debido a la gran densidad del humo.
"Se trata de un incendio muy violento. Estamos hablando en torno a unas 1.000 hectáreas que han sido afectadas y el potencial es de 6.000 hectáreas", concreta el conseller catalán de Interior, Joan Ignasi Elena.
Cuatro carreteras han sido cortadas y los municipios de esta comarca, muy afectada por la sequía, confinados. Mientras tanto, el fuego sigue avanzando, de momento, sin control.