El caso de Esther López sigue sin resolverse por completo. Las escuchas autorizadas de las comunicaciones telefónicas de Óscar S.M., el principal investigado por la desaparición y muerte de la joven de Traspinedo (Valladolid), no han arrojado luz para esclarecer los hechos. No obstante, según los informes de la Guardia Civil, sí que han servido para determinar varias cosas.
La primera, que el hombre sabía que le tenían intervenido el teléfono -tenía dos-; la segunda, que ejercía un control "estricto" sobre las comunicaciones de su entorno de confianza; y la tercera, que en las pocas veces que ha hablado del suceso se ha mostrado tranquilo y ha lanzado varios mensajes posiblemente dirigidos a los agentes que realizaban los 'pinchazos'.
Óscar S.M., agente de viajes de 38 años, reconoció en su declaración haber visto a Esther por última vez hace seis meses en el cruce de la urbanización 'El Romeral', sobre las 03:00 horas de la madrugada del 13 de enero. Según los informes, siempre se ha apoyado en tres miembros de su núcleo familiar. Las escuchas autorizadas no esclarecen la muerte de la joven, pero los agentes se han fijado en algunas de sus palabras:
Según recoge 'El Norte de Castilla', en una conversación en la que su hermana le llama para darle "la buena noticia" de que las fibras encontradas en el chalé familiar no se correspondían con las de Esther, Óscar responde: "A ver, si allí no ha estado, cómo cojo*** van a encontrar. Y sin encuentran, vamos, que ya me parto". Su familiar le comenta entonces que en sede judicial se dice que el caso "se está pareciendo mucho al de Dolores -Wanninkhof-", a lo que responde el investigado: "Que sí, que es así, y que están intentando buscar donde no hay y me da rabia, porque no se están centrando donde se tienen que centrar".
Óscar añade en la conversación: "Están buscando una cabeza de turco y rebuscando, rebuscando hasta que, joder... Y están soltando cada parida". El principal investigado habría utilizado aplicaciones de mensajería instantánea como Whatsapp (para eludir a los investigadores) y dos teléfonos móviles, aunque el primero en ser intervenido dejó de usarlo progresivamente. Los investigadores subrayan que "da instrucciones muy precisas a las personas de su círculo de confianza".
El agente de viajes sospecha que "sus comunicaciones pueden ser objeto de observación y lo hace partícipe a su entorno más cercano, al objeto de que ellos también eviten mantener conversaciones relacionadas con los hechos investigados". Sobre las escuchas realizadas, pocas conversaciones, la Benemérita destaca que el hombre discutió con su madre después de declarar ante la juez el pasado 25 de abril.
La mujer se interesó por cómo le había ido a su hijo en el interrogatorio, a lo que Óscar respondió sentirse "satisfecho" con la declaración "y con el hecho de continuar en libertad". No obstante, también se mostró molesto con las personas que se manifestaron a la puerta de los Juzgados de Angustias, en apoyo de la familia de Esther. "Ha salido todo bien, como tiene que salir, porque no he hecho nada", comentó a su progenitora. La acusación particular solicitó prisión preventiva con una fianza de 60.000 euros, pero la petición se desestimó.
En otras conversaciones con familiares, Óscar revela que apenas sale de casa, a no ser para ir a trabajar o dedicarse a su hija y a su pareja. Llamó a su progenitora el 'Día de la madre' y le confesó tener "miedo", aunque no concretó los motivos. El hombre asegura haber sufrido acoso, ya que empapelaron con carteles de Esther su agencia de viajes en Valladolid y realizaron una pintadaen el chalé familiar de Traspinedo poco después de que la Guardia Civil peinara la propiedad en busca de indicios para poder afianzar la hipótesis -que todavía mantienen los investigadores- de que la joven no se quedó sola en el cruce de 'El Romeral' aquella madrugada.