Así se desencadenó la peor tragedia migratoria en Melilla
Las autoridades marroquíes no avisaron a las españolas hasta que detectaron aproximándose al grupo
Las ONG's aseguran que están cavando una fosa para enterrar a los fallecidos y piden una investigación
La secuencia fue grabada por las cámaras del Ministerio del Interior
Las autoridades marroquíes no avisaron a las españolas de lo que se les venía encima. Fue un helicóptero de la Guardia Civil que controla la frontera, el que localizó a un millar de personas bajando desde las montañas de Nador hacia Melilla. Eran las 7:40 de la mañana del viernes. Poco después podía verse al grupo perfectamente por las cámaras de seguridad perimetrales del ministerio del Interior, que captaron cómo los migrantes se adentraban en una vaguada que lleva desde la montaña hasta el Barrio Chino.
A las 8:15 fueron interceptados por la policía marroquí y las fuerzas auxiliares, cerca de la mezquita. Trataron de dispersarles lanzándoles piedras y botes de humo. Algunos llevaban palos en las manos, tal y como se puede ver en algunos vídeos grabados de cerca por los vecinos con sus teléfonos móviles. En algunas ocasiones las utilizan como pértigas. Las alarmas podían escucharse en la ciudad autónoma, donde se puso en marcha el protocolo 'antintrusión.
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En apenas cinco minutos los africanos empezaron a amontonarse en el puesto fronterizo. Cortaron la puerta con sierras radiales y una parte de la alambrada. Unos se descolgaban por la zona del tejado mientras que otros se colaban por debajo, al tiempo que algunos sujetaban para que pasaran. Al menos 45 murieron en el intento, según han confirmado a NIUS fuentes conocedoras de la tragedia. Si bien Marruecos sólo reconoce 23 muertos.
Las autoridades del país vecino informaron entonces de que ese mismo grupo -compuesto por ciudadanos sudaneses- había ocasionado grandes disturbios el día anterior tras desmantelar los campamentos del Gurugú en los que residían. Es una medida habitual en el reino alauita de cara al verano ante la llegada de turistas, sobre todo españoles, franceses y belgas.
Los agentes españoles denuncian la falta de personal y de recursos y se quejan por no poder emplear material antidisturbios contra estos grupos, que cada vez actúan con más violencia. En las imágenes se ve cómo algunos efectivos de la benemérita dispararon salvas desde la carretera, para tratar de amedrentarlos. Los proyectiles son de foam. Se sentían impotentes al no poder hacer más para impedir que accedieran a territorio español.
Efectivos de ambos países colaboraron para devolver al origen a los que se habían quedado en el entrevallado. En algunos vídeos grabados por las ONG's sobre el terreno se les puede ver apilados, heridos y destrozados, en un solar del lado marroquí, antes de montarles en autobuses. "Les golpearon con porras y a muchos les partieron las piernas", denuncian. Según las autoridades marroquíes, han sido trasladados a otras localidades del centro del país como Juribga o Kelaat Sragna, a más de 600 kilómetros de distancia.
Este salto se produce días después de restablecer las relaciones fronterizas con Marruecos en Ceuta y Melilla. La última semana se habían registrado varios intentos de salto. Las ONG's piden una investigación exhaustiva sobre lo ocurrido y que se depuren responsabilidades por esta tragedia.
Incidentes en Marruecos
Las autoridades marroquíes habían tenido grandes problemas de orden público con ese mismo grupo de sudaneses el jueves, después de expulsarles de los campamentos del Gurugú -en el bosque de Iznuden. En la comarca de Bini Buiafrur, está a 20 kilómetros de la ciudad autónoma. Un centenar de agentes resultaron heridos y también varios migrantes, que tuvieron que ser atendidos en el hospital.
El grupo salió andando de madrugada. Tenían como objetivo el puesto fronterizo del barrio chino. Es una zona más baja donde no hay concertinas. Así evitaban saltar por el entrevallado o las partes en las que se han instalado rodillos y peines invertidos. Muchos ya lo habían intentado en otras ocasiones y conocían bien el terreno.
Con sierras radiales cortaron la puerta y la alambrada. Mientras, los agentes les acorralaban a los dos lados de la alambrada. Fue entonces cuando se produjo una avalancha y muchos se quedaron atrapados en un estrecho pasillo, sin salida. El resto fue pasando por encima, tratando de sobrevivir y de salir adelante. En las imágenes difundidas por NHA Nador se puede ver a un joven diciendo su nombre y pidiendo auxilio, junto a decenas de personas ya inmóviles, con los agentes marroquíes encima de ellos. La mayoría murieron por asfixia, aplastamiento o fuertes traumatismos al precipitarse de la valla de entre entre seis y diez metros de altura.
Las organizaciones humanitarias denuncian que los agentes marroquíes no fueron capaces de contener la avalancha ni de garantizar la seguridad de estas personas y eso también les ha costado vidas en sus filas. Las consecuencias fueron peores al no prestar auxilio a los heridos. En algunos vídeos se ve cómo golpeaban a los migrantes con porras. "Los que caían ya no se levantaban, les rompían a todos las piernas y agonizaron durante horas", relatan algunos testigos. La morgue está colapsada. Consideran que hubo mala praxis policial y que se han vulnerado los derechos humanos.
El reino alauita empezó negando estos fallecimientos pero las cifras siguen subiendo con los fallecidos en los hospitales de Nador y Oudja durante las últimas horas. Según ha denunciado la Asociación Marroquí de Derechos Humanos "no se están realizando autopsias, lo que significa que todavía no se ha emitido la orden de abrir una investigación". Se ha prohibido el acceso a los periodistas al hospital Hassani y alos alrededores del cementerio, donde aseguran que están excavando una gran fosa para realizar un entierro colectivo sin realizar ningún informe sobre lo sucedido.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez felicitó la actuación del país vecino. "La Gendarmería se ha empleado a fondo para tratar de frenar este asalto violento, bien resuelto por parte de los dos cuerpos de seguridad", dijo en una rueda de prensa.
Lado español
En los vídeos difundidos se puede ver cómo los agentes españoles vivieron esta avalancha. Había 90 efectivos sobre el terreno en el momento del salto: 20 de las patrullas de seguridad ciudadana de la Guardia Civil, cuatro de la Policía Nacional y dos de Policía Local. Además de los antidisturbios, 50 del Grupo de Reserva y Seguridad (GRS) -algunos desplazados desde Madrid y Sevilla- y 16 de la Unidad de Intervención Policial (UIP). Se sentían impotentes al no poder hacer más. Según la Delegación del Gobierno en Melilla, del lado español, se registraron 106 heridos: 49 agentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y 57 migrantes.
133 personas consiguieron llegar por sus propios medios a las instalaciones del Centro de Estancia Temporal para Inmigrantes (CETI), donde permanecen albergados. Según han relatado, llevaban días sin comer y estaban desesperados. Se habían quedado a la intemperie, después de perder todas sus pertenencias y alimentos.
Un dron estuvo sobrevolando el terreno y grabó lo ocurrido. El pasado mes de febrero el Ministerio del Interior cerró por vía de emergencia la compra de cuatro de estas aeronaves de uso militar para poder adelantar la respuesta en estos saltos masivos en Ceuta y Melilla. Estos migrantes cada vez son más peligrosos para los agentes que prestan labores de protección y seguridad a ambos lados de la frontera. Con medios técnicos pretenden reforzar la vigilancia en los perímetros fronterizos y poder adaptar de una forma más agilizada la respuesta, adelantando la intervención correspondiente.
Intentos constantes
En las estadísticas recogidas en el Balance de Inmigración se contabiliza el número de personas que entran de forma irregular a España por vía terrestre, pero no distinguen entre saltos a la valla u otros métodos. Tampoco se registra la nacionalidad o el perfil de estas personas. Los intentos de salto en Melilla no han cesado en ningún momento y la presión se sintió más a partir de la 'tragedia del Tarajal' en la que 15 migrantes murieron ahogados intentando llegar a Ceuta el l6 de febrero de 2014, .
El 19 de enero y el 6 de febrero ya hubo dos grandes saltos. Hasta el pasado mes de mayo, el Ministerio del Interior había contabilizado a 922 migrantes que habían entrado de esta manera en Melilla. Es a donde se dirigen la mayoría de subsaharianos que lo intentan. El mayor en los últimos tiempos fue el 22 de julio de 2021, cuando consiguieron entrar en la ciudad autónoma 238 subsaharianos.
El 13 de octubre de 2021 siete personas lograron entrar por la zona próxima al barrio chino de Melilla. Un agente necesitó atención médica tras ser agredido con un garfio por uno de ellos. Doce días antes del las fuerzas de seguridad de España y Marruecos habían evitado la entrada de 700 subsaharianos. Fuentes de la Delegación del Gobierno en la ciudad autónoma informaron de que los integrantes "venían perfectamente organizados y utilizaban tácticas militares", dividiéndose para "disgregar a las fuerzas que vigilan el vallado".
Estos migrantes van variando su forma de actuar para burlar a los agentes encargados de evitarlo. El 24 de septiembre, otro grupo de 400 subsaharianos se dividió en tres para intentar asaltar el vallado por varios puntos de la zona Norte. Los agentes de la benemérita lo impidieron con la colaboración de las fuerzas de seguridad de Marruecos. Una intervención policial que se saldó sin heridos, aunque según la Delegación del Gobierno en Melilla, habían lanzado piedras y otros objetos.
Mientras continúa el goteo incesante de pateras, que llegan a las islas baleares desde el norte del Magreb y de embarcaciones que salen del Sáhara Occidental con destino al archipiélago canario. Muchas cargadas con mujeres y niños.