Un año más, con la llegada del calor y el inicio de la temporada de playa y baños, conviene acordarse del riesgo de llevar a cabo saltos peligrosos. En muchos lugares están, incluso, prohibidos y conllevan fuertes multas. A pesar de ello se siguen practicando.
Salobreña es uno de esos lugares en los que está prohibido lanzarse al agua desde las rocas, pero pese a todo se repite cada vez que llega el calor. "Están constantemente subiendo a la roca y tirándose, son jóvenes, no ven el peligro, pero es mucho peligro", dice un bañista que les observa desde la orilla.
"Me da mucho miedo porque debajo del agua las rocas son muy puntiagudas", secunda la socorrista de la playa. Jóvenes saltando desde El Peñón. Una práctica de riesgo que el Ayuntamiento persigue con multas que ascienden a los 3.000 euros.
"Es una buena medida a la hora de echar para atrás a mucha gente, pero no creo que sea suficiente para evitar que todo el mundo se tire", opina otra de las personas que siguen con cierta inquietud las evoluciones de los jóvenes saltadores.
Quienes los han practicado destacan la adrenalina. Los saltos superan en ocasiones los 20 metros de altura. "Lo más alto son 28 metros y luego hay un palo largo desde el que puedes saltar desde 32 metros", informa un conocedor de la zona.
Para quienes la visitan por primera vez, resulta evidente que el riesgo es alto, "aunque seas de aquí y lo conozcas". "Te asomas e impone. No ves dónde acaba el cortado y puedes topar con alguna piedra al caer", añade un turista recién asomado al abismo.
Ante la ineficacia de las medidas coercitivas, la reflexión de todos es casi la misma. Es una cuestión de sentido común. Hay que tener cabeza, dicen, para que los chapuzones en verano sean mucho más seguros.