La policía continúa investigando la supuesta violación grupal a una joven de 18 años en Vila-real, en Castellón. Uno de los cuatro menores detenidos, es inimputable por no haber cumplido todavía los 14 años. Respecto a los otros tres, finalmente, a petición de la Fiscalía se ha acordado libertad con orden de alejamiento y prohibición de comunicarse con la víctima.
Se trata de la segunda investigación por violación grupal en la Comunidad Valenciana en apenas una semana. Como en el caso de Burjassot, las redes cobraron un papel fundamental. Además, también en esta presunta violación en manada, los acusados están en libertad, y eso es algo que preocupa por el mensaje que se está transmitiendo a los jóvenes.
Concretamente, en Burjassot cinco menores de edad, de entre 15 y 17 años, fueron detenidos por una presunta violación grupal a una menor de 12 años y otra individual a una niña de la misma edad. Esta última, según la investigación, tras ser forzada logró escapar y pedir ayuda, pero no llegaron a tiempo de salvar a la otra menor, presuntamente violada en manada.
Ante la gravedad de estas circunstancias, muy seria, Gloria Calero, delegada del Gobierno de la Comunidad Valenciana, ha hecho un llamamiento contundente: ¿Qué mensaje le estamos dando a la sociedad? ¿No pasa nada? ¿Por ser menores no pasa nada?”, ha denunciado.
Más allá, ha reflexionado sobre las causas y ha continuado: “¿Qué os está pasando a los hombres? No podemos retroceder. No podemos volver al miedo”, ha subrayado.
Los casos de Burjassot y Vila-real comparten a menores actuando en manada engañando y agrediendo a una chica. “Hay un perfil en el que hay cero empatía con la víctima”, alerta el psicólogo Enric Valls, mientras Itziar de Barrenengoa, compañera de profesión, señala también al “sometimiento, la humillación y el desprecio en este caso a la mujer”.
En su última memoria, la Fiscalía General del Estado insiste en el aumento de “comportamientos excesivamente sexualizados a edades tempranas”, y lo achaca al acceso a la pornografía en Internet.
A este respecto, Barrenengoa advierte que “hay una permisividad excesiva por parte de los padres”, donde “no hay un control”.
Los psicólogos alertan de la ausencia de formación tanto en colegios como en casa: “Implicarse en el mundo afectivo, con quién van… Redirigir aquello que no está bien”, recomienda Enric Valls, llamando a progresar en materia de educación sexual.