Se calcula que unas 350.000 mujeres se prostituyen en España. El PSOE presentó el jueves una proposición de ley abolicionista de la prostitución en el Congreso que propone perseguir todas las formas de proxenetismo y que establece sanciones económicas para los clientes que acudan a estos servicios sexuales.
La iniciativa ha encendido de nuevo el debate entre quienes defienden tesis abolicionistas y quienes por el contrario abogan por regular esta práctica. En NIUS hemos entrevistado a dos expertas para que defiendan las tesis que avalan las diferentes posturas.
Tasia Aranguez, jurista de la Alianza Contra el Borrado de las Mujeres, defiende que las prostitutas no eligen serlo libremente, y que en los países donde se ha regulado ha aumentado la trata y se han devaluado las condiciones de vida de las mujeres prostituidas.
Paula Arce, profesora en la UAB y asesora legal de prostitutas desde hace 8 años, asegura lo contrario, que las condiciones empeoran cuando se persigue este trabajo sexual, que, reivindica, debe llevar asociados derechos laborales esenciales.
Tasia Araguren (abolicionista): Nosotras nos basamos en una obviedad, estadística y macroeconómica, que es que la inmensa mayoría de las mujeres prostituidas, más del 90%, según los últimos datos, son mujeres víctimas de la trata. Y el otro 10% lo hace obligado por una situación económica terrible. Por tanto, lo del consentimiento de la víctima no se sostiene.
Además, España es uno de los principales destinos mundiales de la trata. Somos una potencia mundial en explotación de las mujeres, por lo que esa falacia de que las mujeres se prostituyen porque quieren es una excusa para encubrir una práctica violenta contra las mujeres.
La propuesta del PSOE tiene varios puntos que apoyamos, como la introducción de la tercería locativa, que sanciona a quien destina un inmueble para que se ejerza la prostitución, la persecución del proxenetismo y las sanciones a los puteros, a quienes consumen prostitución en nuestro país. Echo de menos, sin embargo, ayudas integrales y de inserción social a las víctimas de prostitución, de esto no se habla y es vital.
Paula Arce (regulacionista pro-derechos): Nosotras defendemos que lo importante a la hora de tomar medidas y de hacer políticas públicas en relación a la prostitución deben ser los derechos de las mujeres que ejercen la prostitución.
Todas las políticas orientadas hacia la prohibición o la abolición con medidas punitivas, allí donde se han establecido, no han llevado a una erradicación de la prostitución y ni siquiera se puede demostrar que hayan conseguido que disminuya, porque lo que está ocurriendo es que se desplaza hacia otros lugares más clandestinos.
Estudios de Amnistía Internacional muestran, por ejemplo, que la cuestión de la tercería locativa y la criminalización de los espacios de ejercicio de la prostitución, lo que hacen es dejar en peores condiciones a las trabajadoras sexuales, que siguen haciendo prostitución, pero en condiciones lamentables, más expuestas a abusos. Yo creo que estas políticas que plantean que con una reforma del Código Penal se va a acabar la prostitución son muy poco realistas.
Tasia Aranguez: Bajo ningún concepto, es la esclavitud más flagrante del s.XXI. Sostenemos que la prostitución no vende fuerza de trabajo, no es comparable a ninguna profesión. Si te das cuenta es el único trabajo en el que cuanto más inexperta se es más éxito se tiene. Si eres de otro país, no hablas español e incluso si estás drogada y con los ojos en blanco y sin ninguna capacidad de conciencia propia, mejor. Cuanto más enajenada y victimizada y destruida está la mujer, más sexy y atractiva resulta para los proxenetas y para los prostituidores.
Entonces no se puede sostener que se esté comprando fuerza de trabajo, porque cuando tú compras fuerza de trabajo, compras alguna cualidad que hace especial a ese trabajador o a esa trabajadora, pero cuando tú compras prostitución estás comprando precisamente ausencia de poder, subordinación, desesperación, ausencia de conocimiento.
Paula Arce. Muchas trabajadoras sexuales lo ven como un trabajo y debemos escucharlas. Yo creo claramente que el que se reconozcan derechos laborales a las personas que ejercen prostitución supondría una mejora bastante importante de su situación.
Actualmente en España tenemos una interpretación de la normativa que no permite que se realicen contratos de trabajo en este ámbito y no se les reconocen derechos laborales. Es decir, si a una mujer que ejerce la prostitución en un club se le imponen condiciones abusivas, no puede recurrir a ningún tribunal para que la tutele en esos derechos. No lo puede denunciar porque en los tribunales de jurisdicción laboral le van a decir que no son competentes, pero es que en el juzgado social lo mismo... es decir, no hay ningún juzgado competente para ello. Entonces, al final, el no reconocimiento de derechos laborales hace que ellas estén en una situación mucho peor que cualquier otro trabajador o trabajadora, en situaciones complicadas, en muchos casos, e incluso abusivas, en otros.
Tasia Aranguez. Con derechos laborales seguro que no, porque ¿qué presión laboral introducirías tú en una relación sexual? ¿O qué medios de seguridad e higiene en el trabajo introducirías? ¿Cómo se puede garantizar, por ejemplo, el uso del preservativo, en relaciones asimétricas en las que hay un hombre poderoso encerrado en una habitación de hotel con una chica que ni habla español? Es que no tiene ni pies ni cabeza.
Pensar que se puede convertir en un ámbito de trabajo regularizado es absurdo. Lo único que se podría conseguir es que los proxenetas paguen impuestos y más tasas al Estado y que se conviertan en empresarios legítimos, pero eso no va a incrementar ningún tipo de derechos para las prostitutas, porque primero, no se ha conseguido en ningún sitio en los que se ha legalizado, y en segundo lugar, porque es que no hay medio humano de inspeccionar esa esfera privada.
Paula Arce: El primer paso es la no criminalización de las personas que ejerzan la prostitución. A partir de ahí podemos plantearnos qué derechos y cómo articularlos, y para ello habría que escuchar mucho a las propias trabajadoras sexuales. Son las trabajadoras sexuales organizadas las que tendrían que plantear cuáles son sus prioridades, necesidades, etc... Ya hay un sindicato y hay algunas asociaciones de mujeres que ejercen prostitución, y habría que abrir un diálogo con ellas, como se hace en cualquier otro ámbito laboral. Es cierto que va a ser diferente a otros ámbitos laborales, porque tiene unas características muy específicas, pero son cuestiones que se podrían abordar y se deben abordar porque la prostitución está ahí, no se va a acabar con ella.
Estamos de acuerdo con el abolicionismo en que serían necesarias políticas públicas de mejora, de capacitación para dar oportunidades a aquellas mujeres que decidieran dejar la prostitución. A veces se confunde el que tú quieras que se respeten los derechos de las trabajadoras sexuales con que se propicie que haya más trabajadoras sexuales. No, para nada. Cuántas más posibilidades tengan las mujeres y más acceso a actividades laborales dignas pues mucho mejor.
Tasia Aranguez: No, no se puede separar porque si hay algún tipo de prostitución libre, que alguna habrá, será tan pequeña y tan irrisoria que no se puede legitimar todo un fenómeno de explotación por unos casos completamente anecdóticos.
La prioridad tiene que ser acabar con la explotación de mujeres y con la esclavitud de mujeres. Y si alguien se quiere prostituir no veo ningún marco jurídico que se lo impida, ni aunque castiguemos el proxenetismo y el consumo de prostitución. Es decir, algo que tú haces en privado con un hombre es muy difícil que sepa otra gente lo que tú estás haciendo. Eso nunca va a poder erradicarse. Pero lo que sí se puede erradicar con una ley es precisamente todo este fenómeno estructural que permite alimentar toda esa demanda tan grande que hay. En España se dice que seis de cada diez hombres son consumidores de prostitución, es muchísimo.
Es cierto que algunas mujeres sí saben que vienen a ser prostituidas, pero no se les informa de las condiciones leoninas, de la deuda que tienen que pagar, de que no van a ver dinero hasta dentro de equis años, esas son las condiciones de esclavitud que tú le estás poniendo a esa mujer. La estás engañando.
Paula Arce: Prostitución y trata son completamente distintas. Una cosa es una persona que decide mantener relaciones sexuales a cambio de un dinero, y la otra es que alguien te obligue a hacerlo contra tu voluntad a través de la violencia, el engaño o la intimidación. Y podemos estar de acuerdo con algunas abolicionistas en que seguramente si no viviéramos en este país, en esta sociedad machista, capitalista, colonialista, etc, pues quizá algunas mujeres no se dedicarían a la prostitución, se dedicarían a otra cosa. Pero estamos donde estamos. Y si toda esta cuestión del consentimiento no nos la planteamos en otras actividades que también pueden ser igualmente abusivas, ¿por qué lo hacemos solo con la prostitución?
Es básico diferenciar entre prostitución y trata porque si no lo hacemos y pensamos que todas las mujeres que ejercen prostitución están siendo violadas, entonces es que estamos impidiendo a las trabajadoras sexuales, por ejemplo, denunciar una violación. Dentro de este razonamiento, una trabajadora sexual siempre es violada, por lo cual, nunca podrá denunciar que alguien la ha obligado o la ha violentado para ejercer la prostitución.
Y por último me gustaría recordar que son muchas las mujeres que ejercen prostitución porque quieren, que lo repiten en medios de comunicación, que se asocian en sindicatos, pero a pesar de ello no las creemos, no respetamos su decisión y les decimos que su consentimiento está viciado y que en realidad no saben lo que quieren. Hombre, yo creo que esto también deja mucho que desear como plantemiento. Es una forma de cosificar a estas mujeres, de negarles su capacidad de decisión.
Tasia Aranguez: Pues quizá una Ley de abolición de la prostitución sería el instrumento normativo más adecuado para ese trato integral, pero si no, se puede hacer mediante esas reformas en el Código Penal, la reforma del artículo 187, para introducir nuevamente la persecución total del proxenetismo y la tercería locativa, como propone el PSOE.
Sería necesario un artículo para penalizar y castigar a los puteros pero que no castigue a las prostitutas, porque la actual Ley de Seguridad Ciudadana permite castigar a las víctimas, una pequeña reforma de ese artículo en la que se castigue solo al consumidor de prostitución solucionaría ese aspecto. Y luego también habría que incluir un sistema asistencial específico, como te decía antes. Ya existe el estatuto de la víctima de cualquier tipo de delito, pero es verdad que este tipo de delito requiere una mayor asistencia y seguridad para las víctimas. Una ley integral sería el instrumento más adecuado.
Paula Arce: Yo empezaría por reformar el Código Penal para cambiar el artículo 187, que condena el proxenetismo lucrativo, la jurisprudencia al final lo ha ido delimitando de tal forma que es solo el lucro de la prostitución coactiva lo que se pena, pero igualmente el redactado da lugar a mucha confusión, con lo cual yo lo reformaría para que se entienda mejor qué es lo que se criminaliza y lo que no.
Eliminaría la Ley de Seguridad Ciudadana y las ordenanzas de convivencia que criminalizan el ejercicio de la prostitución. Y a partir de aquí se tendría que dar un proceso de participación con las trabajadoras sexuales para elaborar el mejor modelo regulador.
Tasia Aranguez: Para la tesis abolicionisa el referente es Suecia, porque ha conseguido una reducción enorme de la trata y de la prostitución. Es cierto que en este país sigue existiendo la prostitución, sobre todo online, porque es quizás la más difícil de eliminar. Es mucho más sencillo acabar con la prostitución callejera y con los burdeles que con este otro tipo de prostitución.
Es el reto que tiene ahora Suecia, pero ha conseguido mucho, no solo la reducción de esta práctica, sino algo muy importante, y es que la mayoría de la sociedad esté de acuerdo con la ley, que los hombres rechacen la prostitución y lo vean como violencia hacia las mujeres.
Ese es el cambio más significativo, más allá de la eficacia de las medidas penales, que la tiene, la ley ha conseguido un cambio de conciencia en la población, y eso es lo que en España necesitamos, porque en España el problema es que un 60% de los hombres consume prostitución. No lo estamos queriendo ver porque son nuestros maridos, nuestros padres, nuestros hermanos... Pero ellos son los que tienen que concienciarse de que eso es violencia.
Paula Arce: Para la tesis pro-derechos el modelo referente es el de Nueva Zelanda, que es un modelo centralizado en la no criminalización y con mucha formación a cuerpos y seguridad del Estado para desactivar el estigma que tienen las trabajadoras sexuales y que tienen también los policías que tratan con ellas. Es decir, trabajar la regularización no solo desde la normativa sino también desde la atención a las prostitutas, que ellas realmente puedan confiar en las autoridades, saber que no van a perseguirlas.
También plantea la autorganización de las trabajadoras sexuales, que no tengan que recurrir a terceros y que los pequeños colectivos de prostitutas puedan legalizar la actividad sin realizar excesivos trámites burocráticos.