Un pescador de Lodosa (Navarra), acaba de sacar del Ebro un siluro de 2 metros de largo y 45 kilos de peso. No se ha visto tamaño igual en esta zona. Los vecinos se muestran temerosos de esta especie de agua dulce, sin escamas, con bigotes y una boca descomunal, que les hace alejarse de la orilla del Ebro.
Pero a pesar de su aspecto mostruoso, de su voracidad que lo mismo alcanza palomas, que depreda especies acuáticas (ha acabado con el barbo en aguas del Ebro), el "basurero de los pantanos", como se le denomina, no es agresivo. Si sí una especie invasora, introducida en el Ebro en los 70 por pescadores alemanes. Pero han sido otros quienes han soltado ejemplares en el Tajo.
Un siluro puede superar los 80 años, los 2 metros y medio de largo y 127 kilos de peso. Está prohibido devolverlo al agua, como manera de controlar la población invasora que altera la biodiversidad. Pero el siluro es una especie central de la pesca deportiva y representa un incentivo económico en las zonas donde se encuentra.