La esperanza de vida o expectativa de vida es la media de la cantidad de años que vive una determinada población absoluta o total en un cierto período. La esperanza de vida en España se situó en 2020 en los 82,33 años, siendo el segundo país de la Unión Europea con más esperanza de vida, junto con Italia y Suecia, superándoles solo Malta.
Sin embargo, existen personas que parecen capaces de superar a los límites de la naturaleza y alcanzar, o incluso sobrepasar, el siglo de vida. La persona más longeva del mundo fue una mujer francesa que vivió durante 122 años. Pero, ¿cuánto tiempo, como máximo, puede vivir realmente un ser humano? La estimación parece compleja, pero algunos científicos se atreven a opinar.
Muy pocas personas llegan a ser supercentenarias, es decir, a partir de los 110 años o más. Todavía menos traspasan la barrera de los 115. Naciones Unidas calcula que en 2020 había 573.000 centenarios vivos en todo el mundo, 20 veces más que cinco décadas antes. Cientos de personas alcanzaron los 110 años o más, aunque los demógrafos sólo han validado los registros de una parte de ellos.
Sin embargo, el límite es superior. Así lo calcularon un grupo de investigadores en un estudio publicado hace unos meses en Nature Communications. Según los resultados, el punto en el que el ser humano no podría aguantar fisiológicamente estaría entre los 120 y 150 años.
La investigación, llevada a cabo por investigadores rusos, analiza el envejecimiento del organismo a través de marcadores objetivos, en concreto, variables que dependen de análisis de sangre que agruparon en un marcador denominado ''indicador dinámico del estado del organismo'' (DOSI, por sus siglas en inglés). En este sentido, el estudio se basa en la idea del envejecimiento biológico y la rapidez de deterioro del organismo, que puede coincidir o no con la edad cronológica.
Para llevar a cabo la modelización, los investigadores tomaron muestras de sangre de más de 70.000 participantes de hasta 85 años y observaron los cambios a corto plazo en su cantidad de células sanguíneas. El número de glóbulos blancos que tiene una persona puede indicar el nivel de inflamación (enfermedad) de su cuerpo, mientras que el volumen de glóbulos rojos puede ser un indicador del riesgo de sufrir una enfermedad cardíaca, un accidente cerebrovascular o un deterioro cognitivo, como la pérdida de memoria.
Según el estudio, la tendencia entre ''el tiempo de recuperación del DOSI y de la varianza'' empezaría a divergir en un punto crítico de 120 a 150 años de edad, lo que, según la investigación se explica ''por una pérdida progresiva de resiliencia fisiológica'', es decir, que al organismo cada vez le cuesta más recuperarse de cualquier contratiempo que le suceda.
Basándose en todos estos datos, los investigadores hallaron un cambio en las trayectorias del envejecimiento desde los 35 años en adelante y a partir de los 65 años. Sin embargo, esta clase de cálculos da por sentado que nada nuevo intervendrá en una población, como por ejemplo, que no se descubrirán nuevos tratamientos médicos para las enfermedades comunes.
Digamos que, cuando eres más joven, tu cuerpo puede recuperarse normalmente al 100% de un resfriado fuerte, o reparar tu piel al 100% después de una mala caída. A medida que envejece, su capacidad para recuperar la salud total puede verse inhibida a un máximo de, digamos, el 95%. Este es un fallo importante, ya que a lo largo de una vida se producen avances significativos que benefician a unas personas más que a otras.