Las casi 50 mutaciones de la variante ómicron producen una mayor transmisibilidad y menor gravedad del coronavirus. Sin embargo, una reciente investigación de la Universidad de Cape Town (Sudáfrica) apunta que también trastocarían la efectividad de los métodos de muestreo.
Según el estudio, publicado en la plataforma de preprints MedRxiv, las muestras de saliva aportarían más fiabilidad en la detección del covid-19 en detrimento de las procedentes de la mucosa nasal o nasofaríngea, actualmente consideradas las más fidedignas.
"El patrón de diseminación viral durante el curso de la infección se altera para ómicron con una mayor diseminación viral en la saliva en comparación con las muestras nasales, lo que resulta en un mejor rendimiento diagnóstico de los hisopos de saliva", argumentan los investigadores.
Consideran que esto se produce debido a una replicación viral mejorada en el tejido del tracto respiratorio superior y en la alteración del tropismo tisular, es decir, la afinidad que el virus tiene a un tejido específico del contagiado.
Estas afirmaciones se han basado en un estudio comparativo de la eficacia de las pruebas diagnósticas en casos de variante delta y ómicron. En concreto, se analizaron a 382 pacientes con síntomas agudos, pero no hospitalizados.
Los resultados arrojaron que para la variante delta, el porcentaje de concordancia positiva (PPA) fue mayor en los hisopos que recogieron una muestra nasal frente a los de saliva, con un 100 por cien de concordancia frente al 71 por ciento, respectivamente.
Unos datos muy similares a los recogidos con las variantes anteriores. Sin embargo, con ómicron el paradigma ha cambiado, ya que los resultados de los investigadores sudafricanos muestran mayor efectividad con las muestras de saliva. En concreto, la concordancia del 100 por cien se registró para este tipo de muestra en lugar de la nasal, que registró un 86 por ciento.
"Es un hallazgo importante, ya que el estándar actual de atención para el diagnóstico mediante hisopos de la mucosa nasal o nasofaríngea puede ser subóptimo para la variante ómicron", concluyen los científicos.
Otro estudio de un grupo de investigadores de Estados Unidos afirma que los test de antígenos de saliva tendrían más fiabilidad con la variante ómicron del SARS-CoV-2 que los nasales. El estudio sugiere que las personas se vuelven infecciosas cuando la saliva se vuelve positiva.
Jesús Pérez, catedrático de Biología de la Universidad Complutense de Madrid, asegura que "la variante ómicron se duplica especialmente en las mucosas de vías altas. De manera que parece que se acumula mucho virus en saliva y mucosa oral. Eso contribuye probablemente también a que haya más infectividad". Investigadores de dicho centro llevan más de un año recogiendo muestras de salida a estudiantes y profesores para realizar los test.
Para hacer bien la prueba, insisten, hay que evitar perder carga viral. Por eso, hay que llevar a cabo una serie de pautas antes de coger la saliva. Guillermo Aldama, médico del Hospital Universitario de A Coruña, apunta que no hay que ingerir alimentos al menos media hora antes de la toma de muestras, tiempo en el que tampoco se debe fumar ni beber. El doctor explica que después se recomienda toser, unas cinco veces. A continuación, el mismo hisopo que se pasa por la nariz, pasarlo por el interior de los carrillos de la boca y el paladar.
No obstante, los expertos recuerdan que las características inmunológicas de cada uno son diferentes: hay personas asintomáticas, otras presentan síntomas muy pronto y otras después. Por eso, aunque el test salga negativo, hay que repetirlo horas después. "Porque los síntomas que aparecen ahora en muchos infectados que están vacunados son fruto de su respuesta inmunitaria, y no del crecimiento del virus", argumenta Aldama.
Desde el Colegio de Farmacéuticos de Cataluña destacan que los estudios que existen son preliminares.