Ana Céspedes, jefa de operaciones de IAVI, de la fundación que estudia los desafíos urgentes para la salud, incluida la búsqueda de vacunas contra el coronavirus, ha sido entrevistada por Pedro Piqueras a través de una conexión con Informativos Telecinco.
Desde Nueva York, la experta ha manifestado no sentirse nada sorprendida de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anuncie la administración de la vacuna en los días previos a las elecciones presidenciales del 3 de noviembre:
“Trump anuncio la operación ‘Warp Speed’ en mayo y el objetivo de la operación era precisamente ese: tener una vacuna antes de que acabase el año, y preferiblemente antes de las elecciones. Por otro lado los científicos llevan diciendo que era previsible tener resultados positivos antes de final de año y era una cuestión de cuadrar calendarios”, ha dicho.
A este respecto, cuestionada al respecto la seguridad de una vacuna aplicada entre octubre y noviembre, y de si no es precipitado, –con voces de distintos científicos afirmando que pueden ser necesarios plazos mucho mayores–, Céspedes ha contestado que “efectivamente se necesitan datos de 30.000 voluntarios de eficacia y seguridad para poder aprobar una vacuna, y a finales de octubre vamos a tener datos solamente de 10.000 voluntarios”. Por ello, ha subrayado, “es importante decir que esto no se trata de una aprobación: se trata de una autorización de utilización en condiciones de emergencias que asume por sí misma que los datos son preliminares”.
“Existe efectivamente una gran preocupación de la presión política a la FDA (la Administración de Medicamentos y Alimentos de EEUU). Y por eso la FDA ha organizado a finales de octubre una reunión para compartir los datos con todo el público en general; algo que es bastante novedoso en cierto modo”. “Habrá que estar atentos a esa reunión y esperar que haya consenso científico y que no tengamos el caso de la hidroxicloroquina o el plasma de donantes”, ha apuntado.
Por otra parte, repasando cuáles son las investigaciones más avanzadas, Céspedes ha apuntado que “la de AstraZeneca va a la carrea en colaboración con Oxford”. “Después están las de Pfizer y la de Moderna, que se esperan a finales de año”.
Sobre la vacuna rusa, no obstante, ha dejado claro: “Yo, con todo mi permiso, no la considero una vacuna porque es un proyecto de investigación. Se ha probado en 76 personas. No se puede decir que es una vacuna aprobada, por mucho que se haya intentado comunicar eso desde Rusia”.
En cualquier caso, respecto a la lucha contra la pandemia, Céspedes ha señalado que “la previsión es que este virus esté para quedarse, de una manera similar al virus de la gripe”. “Estamos hablando de un proyecto a largo plazo que requiere de distintas medidas y distintas vacunas”.