El uso generalizado de mascarillas por el covid ha convertido el objeto en algo cotidiano. De esta manera los niños trasplantados, que ya las utilizaban antes de la pandemia para protegerse de infecciones, se sienten más comprendidos y menos estigmatizados.
Es el caso de Pablo, de seis años, que le practicaron un trasplante en 2018 cuando solo tenía 3 años; desde ese momento empezó a utilizar como medidas de protección la mascarilla, que ahora se ha ha normalizado su uso con la llegada de la pandemia de la covid.
Antes Pablo era el único que llevaba la mascarilla en clase, pero este curso, como ya ha cumplido los seis años, es obligatoria para todos los niños, hecho que su madre considera positivo, ya que "todos están más protegidos", ha explicado en declaraciones a Efe.
Este cambio en la percepción de los menores obligados desde antes de la pandemia a usar la mascarilla la recoge un estudio liderado por el Hospital Vall d'Hebron de Barcelona. entre julio y agosto de 2020, mediante un cuestionario que contestaron 96 familias, 48 de las cuales eran de niños y adolescentes entre 0 y 17 años que habían pasado un proceso de trasplante de órgano sólido (hígado, riñón, corazón o pulmón).
Además de las mascarillas, estas familias ya estaban habituadas a otras medidas como el aislamiento y la higiene estricta con el uso de geles hidroalcohólicos, ya que los trasplantados tienen una situación de inmunosupresión que les hace muy vulnerables ante cualquier infección.
"Todo esto él ya lo había vivido, nuestra familia no ha dejado de tener mascarillas y el gel hidroalcohólico lleva en la entrada de casa desde el momento del trasplante", ha remarcado la madre de Pablo. Pese a que para algunos niños trasplantados llevar mascarilla ha provocado una cierta estigmatización, Pablo "siempre ha aceptado lo que tiene que hacer por su salud", según su madre.
Su edad ha jugado un papel importante, ya que "si le hubiera cogido esto con 14 años quizás estaría más afectado", ha señalado. Antes de la pandemia, algunas personas les paraban por la calle para preguntar por qué usaba la mascarilla, pero ahora todo esto ya se ha normalizado y "no llama la atención", ha celebrado la madre.
La investigadora del Vall d'Hebron Institut de Recerca (VHIR) Mireia Forner ha destacado que "se tenía poca información sobre cuál era el impacto emocional de la pandemia en las familias de los pacientes trasplantados de órgano sólido", de manera que era "importante conocer cuál era la vivencia de estas familias a nivel emocional para valorar si requerían intervenciones psicológicas específicas".
Aunque en general el estudio confirmó que el impacto emocional de la pandemia en familias con pacientes trasplantados era similar al del resto de la población, sí surgieron algunos elementos particulares.
"En comparación a antes de la pandemia, estas familias ahora sienten una menor percepción de estigmatización y una mayor sensación de protección a causa del uso por parte de toda la población de las medidas de prevención a las cuales ellas están habituadas, como el aislamiento, el uso de la mascarilla o la higiene estricta", ha señalado Forner, que es adjunta de Psicología Clínica del Servicio de Psiquiatría de Vall d'Hebron.