Allá por 2017, cuando la salud mental no se tenía tan en cuenta como ahora, desde la Universidad Complutense de Madrid pusieron en marcha Psicall. Un proyecto que desde entonces busca atender las necesidades psicológicas de la comunidad de estudiantes de este centro de manera telemática.
Una asistencia que, como cuenta a Yasss Francisco José Espupiñá, coordinador del mismo, se realiza a través del teléfono y del correo. “En nuestro servicio intentamos ‘parar el primer golpe’ y, si vemos que eso no es posible, derivamos a una intervención individualizada. Esta se puede realizar cara a cara o a través de videollamada, dado que se ha demostrado que la efectividad de ambos tipos de modalidad de intervenciones es, en líneas generales, similar”, cuenta.
Unas intervenciones que se realizan por un equipo formado para ello. En total hay “seis profesionales sanitarias especializadas en emergencias y en atención clínica telemática, quienes supervisan la labor de 24 operadores que atiendan el teléfono y al correo. Los operadores son, en su mayoría, psicólogas graduadas que están cursando el Máster en Psicología General Sanitaria. El equipo de supervisión está a su vez supervisado y coordinado por el Coordinador del servicio, es decir, por mí, y por la Directora del mismo, la profesora Cristina Larroy”, explica.
Hasta el día de hoy han realizado unas 4000 atenciones por teléfono, sin contar las que les llegan por email. Un volumen que varía en función del momento del curso, pero que pueden llegar a una docena en un día o más. Una actividad que aumentó sobre todo a partir de la pandemia.
Recordemos que los meses del confinamiento y todo lo que ha venido después ha golpeado duramente la salud mental de los jóvenes. Prueba de ello es el estudio realizado por el Colegio Oficial de Psicología de Madrid, que sostiene que los intentos suicidas entre los niños y jóvenes han crecido en un 250% en este tiempo, o que, entre los menores de 30 años, se convirtió en la principal causa de muerte no natural en 2020, según la Fundación Española para la Prevención del Suicidio.
Este escenario también se ha visto reflejado en los llamados a Psicall. “El periodo COVID ha sido el de mayor actividad del servicio, y desde el confinamiento duro de marzo a junio de 2020, el volumen de llamadas ha ido cayendo poco a poco hacia cifras más bajas. Pero aun así, las atenciones son superiores al volumen que hacíamos antes de la pandemia”, explica el coordinador.
Aunque hay mucha variedad de solicitudes, las peticiones que más predominan son las mujeres que llaman con casos de bajo estado de ánimo y/o ansiedad. Algo que, según Francisco José Espupiñá, es lo más habitual en la práctica clínica de la psicología. “Sin embargo, hay algunos perfiles, como el de personas LGTBIQ+ que sufren rechazo por sus familias o seres cercanos y que nos contactan en volumen relativo muy elevado, dado el pequeño porcentaje que suponen en la población”, añade.
Si nos encontramos en un momento complicado, lo principal, según cuenta el experto, es que no nos guardemos el problema para nosotros, sino que busquemos ayuda y hablemos, tanto con amistades como con profesionales de la salud. “Hablar puede dar miedo, por temer el rechazo, la incomprensión, ser una carga para los demás, o por un deseo de demostrar fortaleza. Pero todo esto puede resultar contraproducente. Por eso el primer paso casi imprescindible para producir cambios debe ser hablarlo. No tenemos por qué estar en soledad ante los problemas psicológicos y de la vida”, comenta.
Por último, le pedimos que nos diera un consejo que pueda ayudar. Y contestó con este: “Aunque para muchas personas es prácticamente un lujo, reservar algo de tiempo todos los días para dedicarnos algo de autocuidado es buen hábito de, digamos, higiene psicológica. Puede ser algo sencillo, pero que hagamos de manera deliberada con el afán de cuidarnos: escribir un diario, hacer ejercicio, darnos un baño, etc. Reservarnos algo de tiempo es un derecho y una necesidad”, finaliza.