España sigue aumentando el número de brotes y de contagiados y gran parte de los expertos ya dan por hecho que vamos a enfrentarnos a una segunda ola del coronavirus. Las discrepancias continúan en su virulencia aunque hasta el momento los brotes afectan más a los jóvenes en relación con la primera ola del virus. El coronavirus sigue sorprendiendo. Se contagia con suma facilidad, el verano no ha podido con él y la vacuna nos llevará un tiempo, así que hasta el 2021 no habrá una casi con toda seguridad.
Los más optimistas ya hablan de un 2022 en el que continuaremos con la nueva normalidad, es decir, distancia social y mascarillas. Un nuevo estudio publicado por la revista Plos Medicine, sin embargo, es optimista pero crítico. Considera que con tres medidas concretas la propagación del virus podría ser controlada: tan simple como lavarnos las manos con regularidad y bien, dedicando el tiempo suficiente.
Usar las mascarillas (ya se están elaborando muchas con todas las tecnologías para convertirlos en un complemento de lujo que pueda atraer de forma definitiva a los jóvenes como los Smartphone o las consolas) y mantener la distancia social sería suficiente. "Se puede prevenir una gran epidemia si la eficacia de estas medidas supera el 50%", señala el informe. Pero la población está siendo lenta a la hora de acostumbrarse a estas tres medidas necesarias, más aún cuando, como en el caso de las mascarillas, hasta la OMS ha sido reacia a su obligatoriedad no digamos políticos como Trump.
El estudio considera que los confinamientos de los Gobiernos pueden retrasar el pico de los contagios hasta siete meses pero que para que sean efectivos son necesarias medidas adicionales. Si el distanciamiento físico impuesto por el gobierno se combinara con la conciencia de la enfermedad, la altura del pico podría reducirse, incluso después de que se levantaran las órdenes de distancia social impuestas por el gobierno. Los expertos de EEUU creen que con las tres medidas más básicas se controlarían los contagios pero no logramos que la sociedad las tenga en la cabeza.
“El SARS-CoV-2 no causará un gran brote en un país donde el 90% de la población adopta el lavado de manos y se lleva a cabo el distanciamiento social”. Los autores argumentan que los gobiernos deberían educar al público sobre cómo se propaga el virus y crear conciencia sobre el impacto de distanciarse, lavarse las manos y también usar mascarillas.