El transporte público, un importante foco de transmisión: se desinfecta para evitar el coronavirus
Las autoridades recomiendan no usar el transporte público
En Madrid y otras ciudades, se desinfectan meticulosamente
Esa barandilla para agarrarse brazo en alto, en horizontal, en vertical, el pulsador, son grandísimos focos de transmisión. Lo queramos o no, el coronavirus viaja en los medios de transporte madrileños. Por eso se limpian a fondo. Piensen cuántas personas pueden tocar un barandilla en el metro de Madrid si al día viajan 2.100.000 pasajeros. Ayer, bajó un 35% su uso. Y se recomienda no usarlo de no ser necesario.
Se desinfecta diariamente también el mobiliario: cada vagón del metro, cada autobús de la EMT, cada tren de cercanías. Poco a poco se ven más mascarillas, y más guantes. Para evitar el contagio, Metro ha conseguido abrir automáticamente el 65% de las puertas.
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Las medidas contra el coronavirus se suceden en Madrid. La Comunidad, al igual que los Ayuntamientos, procedió al cierre de los centros escolares durante dos semanas, siguiendo las indicaciones del ministerio de Sanidad. Sin embargo, la imagen en los trenes de Renfe pone de manifiesto el riesgo de contagio.
El teletrabajo es la medida que han tomado numerosas empresas para sus empleados. Pero son muchos los que no tienen esa posibilidad, ni tampoco coche. Dependientes de tienda, camareros, empleados de limpieza… muchos no pueden faltar a sus puestos y tienen que coger sí o sí el transporte público.
Ante la recomendación de evitar aglomeraciones, los trenes de Cercanías Renfe siguen estando a rebosar en hora punta. A primera hora de la mañana, cuando todo el mundo va a trabajar, sobre las 7 horas, los vagones se desbordan. La misma imagen se repite alrededor de las 19 horas, cuando todo el mundo vuelve de trabajar. Las personas quedan ‘enlatadas’ en los vagones y las aglomeraciones se suceden, cuando la pandemia por el nuevo coronavirus está más que presente.
El riesgo en el transporte queda patente cuando, por ejemplo, se ve a personas toser en la mano y acto seguido agarrarse a la barra. Las mascarillas son ya algo normal, pero de nada sirve protegerse cuando hay tan poca distancia entre personas.