En el casi año y medio que llevamos sumergidos en esta distopía de la pandemia han cambiado muchas cosas, entre otras, la manera en la que consultamos sobre cuestiones de salud. La relación paciente-médico ha dado un giro copernicano, favorecido hace ya algunos años por la llegada a nuestras vidas de dispositivos, tabletas u ordenadores, pero cuya transformación ha despegado definitivamente por la aparición del coronavirus.
El miedo a posibles contagios por parte del enfermo, pero también del propio médico, o la necesidad de los ambulatorios, hospitales y clínicas de mantener sus áreas lo más asépticas posible evitando la concentración de personas en sus interiores, entre otras, han hecho de la telemedicina una herramienta idónea en tiempos de pandemia y también en la “nueva normalidad”. Una tecnología que, en el caso de la teledermatología en particular, atraviesa, según señalan los propios dermatólogos, una época dorada.
La teledermatología (TD) lleva utilizándose más de veinte años, pero, pese al tiempo transcurrido, su implantación puede considerarse lenta. El artículo 'Teledermatología en tiempos de pandemia: El antes, el durante y el después', justifica este retraso en su implantación “en primer lugar, a su posible elevado coste tras los primeros análisis", aunque la misma publicación sostiene que dicha idea una idea "ha sido desterrada, dado que la accesibilidad a equipos fotográficos y dermatoscópicos de calidad con coste más que asequible y a plataformas con poca complejidad para su desarrollo han demostrado que, lejos de ser más costoso, representa un ahorro no solo en lo material sino en costes indirectos y en lo organizativo".
Un segundo argumento que se menciona en el artículo y que explicaría el retraso en este tipo de asistencia médica a distancia "estaría relacionado con la reticente aceptación del paciente y de los médicos de atención primaria". Sin embargo, "ahora se ha demostrado una amplia aceptación de ambos a la consulta telemática". En tercer lugar, "se puso el foco hacia las gerencias y direcciones de instituciones, quienes, por el contrario, han demostrado, por lo menos a nivel nacional, un gran interés por la implantación de sistemas que les permitan optimizar la gestión de las consultas dermatológicas mejorando tanto la accesibilidad como los resultados mediante el uso de la tecnología”.
Pese a todos esos elementos, que pueden haber dificultado una pronta implantación de esta técnica médica, el estudio señala que “nuestro país se encuentra entre los estados europeos líderes en programas de TD activos, con un 25% de los servicios hospitalarios con alguna forma de TD implementada en la consulta ya en 2014”.
Si nos ajustamos al papel de la teledermatología en estos tiempos bajo el influjo del Sars-Cov-2, Carmen Carranza Romero, dermatóloga del Hospital Clínico San Carlos, considera que “ha resultado ser una herramienta muy útil. Nos ha permitido mantener nuestras consultas activas, tanto a pacientes que demandaban más prioridad como en otros casos a aquellos que necesitaban un control o un mantenimiento de los tratamientos”.
Esta dermatóloga añade que, “evidentemente tiene sus limitaciones, pero nos sirve para poder hacer un abordaje inicial del problema y ver si es realmente necesaria la consulta presencial, ya que en muchas ocasiones podemos solventar y pautar un tratamiento de forma telemática. Sin duda, la teledermatología ha venido para quedarse”.
Una de las bondades que aporta la TD es la posibilidad de que el especialista escoja de manera rápida qué patología requiere atención presencial y cuál no. El portavoz de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), David Moreno Ramírez, mantiene que, durante los meses de pandemia y sobre todo durante la etapa de confinamiento, “la teledermatología se ha aplicado a todo tipo de problemas dermatológicos ya que no existía otra opción de atender al paciente”. A partir de esta fase de confinamiento y con los hospitales y centros de salud todavía dedicados preferentemente a la atención de pacientes COVID, agrega el portavoz de la AEDV, “la aplicación de la teledermatología está siendo cuantitativamente más importante que antes de la pandemia pero ya cada servicio de dermatología la está aplicando en función de sus necesidades, en unos casos como sistema de acceso para cualquier tipo de problemas dermatológico y en otros casos para la detección y manejo de problemas específicos, como puede ser la detección del cáncer de piel, seguimiento de dermatosis crónicas, etc”.
Por su parte, el dermatólogo Miguel Sánchez Viera, director del Instituto de Dermatología Integral (IDEI), explica que la gestión de las consultas de sus pacientes durante la pandemia se ha llevado cabo “adaptando la frecuencia de las necesidades de aforo que podíamos en cada momento, lo que ha supuesto modificar las horas de citaciones, incrementar los espacios temporales para que no coincidieran muchos pacientes a la vez en la misma sala de espera y aprovechando la versatilidad que ofrece la teledermatología”.
Sin embargo, el director de IDEI sostiene que en TD no sirve cualquier plataforma o dispositivo ni tampoco todas las consultas se pueden hacer empleando esta herramienta. “Por ejemplo, hay lesiones que es imposible con una imagen saber ante qué estamos y es necesario palpar la lesión; en ocasiones tomar una biopsia, etc”, dice este experto.
El uso de la teledermatología ayuda a que se pueda filtrar qué paciente es adecuado para resolverle su problema telefónicamente o vía plataforma o aplicación y quién no lo es. “Realmente, en dermatología tiene una gran importancia la imagen. Disponer de una imagen de calidad, sobre todo bien tomada, porque muchas veces el problema no es la calidad de las plataformas sino la calidad de la tecnología que el paciente utiliza para tomar esa fotografía y cómo la utiliza”, dice Sánchez Viera.
Cualquier problema dermatológico que pueda ser fotografiado por un paciente o por su médico de familia es susceptible de ser consultado mediante teledermatología y, por tanto, sobre el mismo se pueden tomar decisiones médicas. Sin embargo, la dermatóloga del Hospital Clínico San Carlos opina que es necesario “tener un protocolo bien definido y saber en qué tipo de consultas podemos aplicar la TD”. Además, considera importante instruir al paciente en el caso de que sea necesario el envío de archivos digitales para tener unas imágenes lo más nítidas posibles para no errar en el diagnóstico.
Entre las patologías que son susceptibles de consulta presencial obligatoria para un mejor manejo y tratamiento de las mismas, agrega esta experta, estarían “las lesiones pigmentadas, patología tumoral o lesiones en las que la palpación y la exploración del paciente sean necesarias”. En cambio, prosigue la doctora Carmen Carranza Romero, “hay un gran porcentaje de consultas que pueden realizarse mediante esta vía; un ejemplo sería la información al paciente de determinadas pruebas o la orientación inicial en patología que sea benigna y no precise un abordaje posterior, así como el mantenimiento de muchos tratamientos”.
La teledermatología se presenta, en la consulta de los médicos de Atención Primaria y dermatólogos, como una herramienta interesante sobre la que aún existen las reticencias por parte de algunos especialistas. En opinión de la especialista del Hospital Clínico San Carlos puede deberse a que “para el dermatólogo puede resultar a priori una consulta más limitada, ya que la consulta presencial es más enriquecedora y más "fácil" que una consulta telemática. La clave es poder filtrar qué consultas son candidatas a esta vía y sacarle el máximo partido”. En su opinión, “los pacientes son los más beneficiados porque les facilitas un servicio en el que evitan una espera, la asistencia a un centro y por tanto el riesgo de infección de otras enfermedades, además de ahorro de tiempo en el desplazamiento...”. “Otro de los puntos realmente atractivos de la teledermatología o de la telemedicina en general es la posibilidad de abrir canales de comunicación continuos entre el médico de Atención Primaria y el especialista”, según el doctor Miguel Sánchez Viera.
Lo que es seguro es que la pandemia ha consolidado el uso de la TD en servicios que ya la venían aplicando y se ha iniciado su utilización en otros que no tenían experiencia previa. Sin duda, asegura el portavoz de la AEDV, “seguro que se aplicará de forma más extensiva de lo que se venía haciendo antes de la pandemia. Debemos recordar que ya antes de la pandemia existían problemas graves de accesibilidad a la atención dermatológica que podían ser mejorados mediante la teledermatología”. Y recuerda que, “en muchos casos, estos problemas continúan o incluso se han podido agravar en algunas áreas, pero ahora contamos con la ventaja de conocer mejor que antes de la pandemia una herramienta, la telemedicina, que nos puede ayudar a resolverlos”.