Continúa subiendo la incidencia de covid19 y se acercan las celebraciones navideñas. En muchos países, el número de casos es mayor que en las navidades pasadas, pero la ocupación hospitalaria, los ingresos en UCI y el número de fallecimientos son menores que entonces. Ante esta situación imprevista hemos preguntado a varios expertos si hay motivos para pensar que esta sexta ola será la peor de la pandemia.
Las 4 vacunas son muy buenas en proteger de la enfermedad grave y de las muertes, pero no son infalibles. Aproximadamente un 5 % de las personas vacunadas, si se infectan, podrá enfermar grave; sin vacunar, su situación habría sido claramente peor, se estima que unas 10 veces peor. Las personas que llevan muchas papeletas para estar en ese 5 % grave son los mayores y los enfermos crónicos. Los demás podemos identificar en nuestro entorno quiénes son, y ellos se tienen que proteger especialmente: cuanto menor sea el comportamiento de riesgo, menos afectación habrá y mejor será esta ola de invierno para los vacunados. Para los no vacunados, su riesgo personal si se infectan sigue siendo el mismo de siempre, e incluso es más probable el contagio silencioso porque se esperan más casos.
No estamos necesariamente “condenados” a que la sexta ola sea la peor. Cada vez está mas claro que la variante ómicron es mas contagiosa que las anteriores y va a convertirse en dominante en pocas semanas. La incidencia se está disparando en España. Pero la relación entre incidencia, enfermedad grave (hospitalización, UCI) y fallecimientos ha ido variando favorablemente gracias a la protección de las vacunas. Ante tan altas incidencias, el reto ahora es evitar el colapso del sistema sanitario y la desatención a los pacientes no Covid.
Gracias a las vacunas, tenemos muchos motivos para pensar que esta ola no va a ser “la peor” en cuanto a fallecimientos y saturación hospitalaria, aunque muy probablemente vaya a ser la de mayor incidencia de toda la pandemia.
Lo que sí hay es varios motivos de seria preocupación. Para empezar porque la mayor transmisibilidad de la variante ómicron, junto a la estación invernal en Europa (a diferencia de Sudáfrica, por ejemplo) y la próxima celebración de las festividades navideñas pueden disparar la incidencia en España. Y esa enorme incidencia, aunque la variante pudiera producir enfermedad más leve, no es descartable que produzca una importante saturación de los hospitales. Todo ello sin olvidar la ya insoportable sobrecarga de la atención primaria y de los servicios de salud pública.
Es fundamental tomar medidas de contención y apelar a la prudencia en las primeras semanas de 2022, con esperanza de que pueda verse aliviada la situación más adelante.
Desde el punto de vista de personas contagiadas es posible que esta sexta ola pueda ser la más importante, ya que se están viendo casos de reinfecciones por esta nueva variante que ha demostrado ser mucho más contagiosa que las precedentes.
El problema es que al contagiar a muchas personas de forma brusca, aunque no sea más letal, puede colapsar el sistema sanitario. Es una cuestión de porcentajes de personas que infecte y en qué tiempo lo hace, ya que lo importante es que la curva de casos se aplane para que el sistema sanitario pueda cubrir con todas las necesidades, covid y no covid. Ya se han aplazado cirugías y consultas, y esto lleva una seria de consecuencias secundarias para otras enfermedades.
Sin embargo, la vacunación puede ayudar a que esas infecciones sean en su mayoría leves; el problema es que aún tenemos en España más de 2 millones de personas que no se han vacunado. Por los datos de otros países donde la variante ómicron está circulando ya desde hace unas semanas, se está viendo que la hospitalización grave y fallecidos se encuentran entre personas sin vacunar, o personas ancianas con otras patologías graves previas. Por tanto una de las mejores armas que tenemos para evitar la enfermedad grave y fallecimientos es la vacunación.
La sexta ola no debería ser la peor. A pesar del incremento exponencial de los contagios y de que circule una variante que se transmite mejor (ómicron), la situación es mejor en esta ola de lo que era las anteriores. Especialmente, en los países con mayor tasa de vacunación y, sobre todo, en aquellos que han vacunado “mejor”, es decir, los que han empezado por la población más vulnerable.
El aumento de la incidencia refleja una combinación de factores tales como un aumento en la movilidad, una relajación en las medidas, un aumento de las reuniones (especialmente en lugares cerrados) y la circulación de ómicron.
De nuevo, afortunadamente la alta tasa de vacunación en algunos países está conteniendo la enfermedad severa y la mortalidad, lo que evitaría el colapso hospitalario. Sin embargo, hay que destacar que el incremento de contagios está desencadenando un aumento en la presión asistencial. Por ejemplo, en atención primaria, lo que podría llevar a un colapso en esta parte del sistema de salud.
Para mí está claro que en España lo peor de la pandemia lo hemos dejado atrás.
Estos días se nos ha formado la tormenta perfecta de las celebraciones navideñas junto con la llegada de una variante más contagiosa. Sin embargo, un altísimo porcentaje de la población estamos vacunados, lo que cambia totalmente el panorama con respecto a olas anteriores.
Además, las festividades y ómicron coinciden también en el tiempo con la tercera dosis de refuerzo que una cantidad muy alta de vulnerables se ha puesto recientemente y, por lo tanto, van a tener las defensas a tope justo cuando parece que más falta va a hacer.
El aumento de casos que estamos viendo nunca puede ser algo bueno: de momento en algunas comunidades ya ha causado la implosión de la Atención Primaria, con todo lo que ello conlleva, y se traducirá en más casos graves, pero creo que en este sentido para nada deben plantearse comparaciones con marzo de 2020 o enero de 2021.
Lo que sí nos está mostrando esta ola es que no podemos esperar más para realizar el refuerzo estructural del sistema sanitario que lleva pendiente desde verano de 2020. Tampoco para desarrollar protocolos más ágiles para el manejo sanitario y laboral de nuevos casos positivos de covid, que ahora más que nunca tienden a ser leves y autodiagnosticados en casa con las pruebas de la farmacia (de las que también se debe asegurar el suministro).
Finalmente, tenemos que entender que el virus ha venido para quedarse y no podemos seguir haciéndonos los locos con las medidas para asegurar la calidad de aire en interiores.