Lo advierte los neumólogos de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR): “Tras la primera oleada de ingresos por COVID-19 que ha afrontado nuestro sistema sanitario, ahora nos vamos a encontrar con una segunda oleada de trombos en las piernas y en los pulmones por la inmovilización, el encamamiento, el confinamiento o por enfermedad médica, ya sea el COVID-19 u otra que haya provocado una movilidad reducida. Debemos prepararnos y el Ministerio de Sanidad debería aprobar de forma prioritaria la financiación pública de los anticoagulantes orales de acción directa. Urge ahorrar costes al sistema sanitario", ha dicho el doctor Luis Jara Palomares, neumólogo y coordinador del Área de Circulación Pulmonar de SEPAR.
Es importantísimo, subrayan, porque esos anticoagulantes "son fármacos seguros para tratar el tromboembolismo pulmonar (TEP) o la trombosis venosa profunda (TVP) que ayudarían a evitar nuevos contagios de COVID-19, al no requerir que los pacientes acudan a un centro de salud para ajustar la dosis". Además, de conseguirse su financiación pública, explican, se lograría un ahorro anual de más de 80 millones de euros.
De hecho, respecto a esto último, la realidad es que es algo que se lleva reclamando desde hace años. La financiación pública de los anticuagulantes orales de acción directa (ACODS) o un visado para poder administrarlos según las diferentes situaciones clínicas es una petición defendida por distintas sociedades científicas, entre las que se encuentra SEPAR, pero la realidad es que España, sin embargo, es hoy el único país de Europa que no financia estos fármacos. Y ello pese a que las Guías de Práctica Clínica para el Diagnóstico y Manejo del embolismo pulmonar agudo desarrolladas por la Sociedad Europea de Cardiología (ESC) en colaboración con la Sociedad Europea de Respiratorio (ERS), de 2019, ya establecen que los nuevos anticoagulantes orales deben ser el tratamiento de primera elección para tratar estos episodios.
"De las opciones terapéuticas disponibles para tratar el tromboembolismo pulmonar, en esta era COVID-19 hay que recurrir a aquellas que no precisen un control en el sistema sanitario, para que el paciente no tenga que acudir a un centro de salud y así se evite su contagio. Una opción son las heparinas de bajo peso molecular, pero su coste aproximado es de 300 euros al mes por paciente. La otra opción terapéutica que tenemos no está financiada por la Seguridad Social: son los anticoagulantes orales de acción directa, con un coste mensual de unos 85 euros, que ahora pagan los pacientes de su bolsillo", indica Palomares.
En este contexto, explica, ante una crisis sin precedentes derivada de la pandemia del COVID-19, que ya deja 5,4 millones de casos y más de 343.500 muertos en todo el mundo tras contagiar a 216 países, “urge aprobar la financiación pública de los ACODS” porque cuentan con esa doble ventaja que es crucial en plena emergencia sanitaria: además de ahorrar millones de euros al sistema sanitario, “pueden ayudar a evitar nuevos contagios de COVID-19”. Esto se debe, detalla, a que respecto a los antagonistas de la vitamina K, los ACODS son igual de seguros, más eficaces, y con la ventaja de que el paciente no tiene que acudir a un centro de salud para realizar un ajuste de dosis, lo que disminuiría el riesgo de nuevos contagios; y, respecto a las heparinas de bajo peso molecular, el coste de los ACODS es cuatro veces menor".
La semana pasada, el propio director del Centro de Cordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, se refirió a los efectos secundarios y las secuelas asociadas al COVID-19 tras ser preguntado por ello por los periodistas al termino de su comparecencia diaria para hacer balance del impacto del coronavirus en nuestro país.
En este sentido, explicó que se sabe que “hay efectos relacionados con la gravedad de la patología que provoca el virus” y “hay pacientes que están en UCI durante un tiempo largo”. Eso provoca que tengan que estar durante un periodo prolongado “encamados”, lo que, explicó, efectivamente “puede generar, --aunque se trate--, problemas locomotores y un aspecto que puede estar relacionado con eso: trombosis”. A este respecto, detalló que “hay algunos informes preliminares que podrían indicar que los pacientes al cabo de un tiempo, y al recuperarse en principio del virus, podrían tener en algunos casos cuadros trombóticos que pueden afectar tanto al aparato locomotor como a la posibilidad de tener un ictus o a esta patología relacionada con la coagulación de la sangre”.