A pesar de que Alemania ha sido uno de los países que mejor han sabido controlar la mortalidad del coronavirus (con cientos de miles de infectados, se han registrado, hasta el momento, menos de 200 muertes), la sanidad también se ha colapsado allí ante la llegada de una pandemia tan brutal e inesperada como la que estamos viviendo.
La queja de los trabajadores de la salud alemanes es la misma que en España: la falta de EPIS, mascarillas y, en definitiva, de un material sanitario que ha sido tan necesario para preservar la vida tanto de los pacientes infectados de COVID-19 como la de ellos mismos, que han terminado infectándose de igual manera.
Por este motivo, han creado una iniciativa llamada Blanke Bedenken en las redes sociales y en una página web que ha recogido el periódico británico The Guardian. En un exitoso hilo de Twitter, han aparecido desnudos (pero debidamente camuflados con aparatos médicos y propios de un hospital) para expresar que es así exactamente como se sienten ante la falta de protección frente al virus. “Somos carne de cañón”, han denunciado, “todos somos vulnerables. Las prácticas médicas necesitan más apoyo de la política”.
Hay que tener en cuenta que el ciudadano alemán no se caracteriza por su falta de pudor o de inhibición, como puede ocurrir en países mediterráneos como España, Grecia o Italia; por lo que esta visión de los sanitarios alemanes es verdaderamente una llamada de atención a la gestión de la sanidad del Gobierno de Angela Merkel.
A pesar de este gran agujero en la diligencia del Estado, la revista Forbes ha considerado en un estudio que la respuesta que ha dado la canciller alemana, al igual que otras siete homólogas, ante la crisis del coronavirus es una de las mejores del mundo. Es decir, que varios de los países en los que, como es el caso, se ha conseguido controlar mejor la pandemia, están liderados, casualmente o no, por una presidenta mujer.
Respaldada por los datos, Alemania, que ha impuesto un confinamiento mucho más liviano que el decretado en España, comenzó su desescalada progresiva el pasado 27 de abril. Los ciudadanos alemanes ya podían salir a pasear o descansar en los parques, cumpliendo siempre la distancia social (cosa que han hecho de manera contundente), pero ahora ya se han abierto algunos colegios y tiendas de pequeñas dimensiones, para reactivar la economía.