La gran crisis sanitaria derivada de la pandemia por coronavirus ha actuado, según los expertos, como un "agujero negro" absorbiendo todos los recursos humanos, técnicos, tecnológicos y diagnósticos y mermando la calidad de la atención al paciente de una sanidad pública que ya arrastraba ciertas deficiencias ocasionadas por los recortes.
A lo largo de las últimas décadas, España ha presumido de tener uno de los mejores sistemas sanitarios públicos del mundo. Sin embargo, tal y como señalan sus profesionales, la pandemia lo puso a prueba haciendo inevitable que se alcanzaran situaciones de saturación y escasez de recursos. Desde el inicio de la crisis sanitaria, la mayor perjudicada fue la atención primaria. Algunos de sus profesionales tuvieron que trasladarse a hospitales de campaña como refuerzo y la mayoría de centros de salud quedaron desbordados con colas infinitas y líneas telefónicas colapsadas.
Los pacientes no-covid son los más afectados
El coronavirus se ha llevado por delante citas, tratamientos y nuevos diagnósticos, aplazando además todas las cirugías no urgentes. Para muchos, esto ha supuesto un agravamiento de su estado de salud. En el caso de los enfermos de cáncer, más de una quinta parte obtuvo un diagnóstico tardío según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM).
Los pacientes crónicos no lo han tenido más fácil ya que algo más del 44% vio alterada su atención clínica de alguna forma y el 25% tuvo complicaciones para seguir su tratamiento farmacológico tal y como señala la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP). Otra organización, la Sociedad Española de Cardiología (SEC), apunta que el impacto de la covid19 ha sido especialmente duro para las personas con patologías cardiacas, cuya mortalidad se duplicó durante la primera ola.
Crecen las listas de espera y se reducen las operaciones
Según los datos del Ministerio de Sanidad que se encuentran disponibles, el tiempo de espera para intervenciones no urgentes aumentó una media de 55 minutos en el primer semestre del año pasado.
En esos meses se realizaron un total de 716.163 operaciones, lo que supone una reducción de un 36 %. En total, hasta el 30 de junio, 691.508 personas se encontraban en lista de espera, 20.014 más que en el mismo periodo del año anterior.
La espera se hace especialmente larga para el 33'8% de los pacientes que acumula ya más de 6 meses en lista de espera, lo que supone un incremento de 18 puntos respecto a 2019. Estas cifras, muestran claramente el impacto que el coronavirus tuvo sobre la atención en los hospitales, al menos durante la primera ola.
Gimnasios, cafeterías y hasta pasillos tuvieron que ser habilitados para la atención sanitaria a los miles de pacientes que cada día llegaban a los hospitales con sintomatología covid. Durante los meses más duros, se tuvieron que improvisar unidades de cuidados intensivos adicionales e incluso hospitales de campaña en espacios como el gran recinto ferial de Ifema, en Madrid, hoteles o polideportivos.
Tras el pequeño oasis que supuso el verano, pronto volvimos a ver situaciones de saturación que acabaron llevando a que los hospitales españoles acabaran prácticamente multiplicando por tres el número de camas de uci disponibles. La cifra era de 4.400 camas, lo que supone una plaza para 9 personas de cada 100.000 habitantes mientras que países como Alemania superan la treintena.
Sin ese incremento hubiera sido imposible absorber el tercer repunte de la pandemia registrado tras las navidades, en el que la carga de las ucis ha llegado a superar el 40 % solo con pacientes covid; hoy rozan el 25 % con más de 2.500 enfermos ingresados en estas unidades. Un dato que les haría imposible soportar una cuarta embestida del virus.
La calidad asistencial no sólo se ha visto mermada en los hospitales ya que uno de los ámbitos en los que la saturación se ha dejado sentir con mayor virulencia haya sido la atención primaria. El primer nivel asistencial ha sufrido una "presión tremenda", tal y como destaca el presidente de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), Antonio Fernández-Pro.
En un año normal, un médico de atención primaria atiende en torno a una treintena de pacientes mientras que en 2020 la cifra ascendió a 42 pacientes diarios según la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (semFYC). Este incremento de casi un 32% ha sido posible en gran medida gracias a la implantación de la "teleconsulta" como práctica habitual.
Según Fernández-Pro, la "teleconsulta" es una práctica que ha llegado para quedarse pero el problema, según otros profesionales, continúa siendo la falta de medios. El presidente de la SEC, Ángel Cequier, apunta que la telemedicina ha surgido por necesidad pero señala que "el país no está preparado" ya que no se trata de "coger el teléfono y llamar al paciente" sino que se requiere de medios e infraestructura.
El presidente de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), destaca que hay que "hacer un código y una norma porque evidentemente la teleconsulta es una consulta como otra cualquiera y debe tener los criterios mínimos exigibles de las presenciales pero para eso hay que tener medios".
Después de que el ruido de los aplausos que los ciudadanos dedicaban a los sanitarios cada tarde se fuer apagando paulatinamente, ellos continuaron trabajando y esforzándose a pesar de las durísimas circunstancias para salvar el mayor número de vidas posible. Uno de los principales problemas con los que se encontraron fue la falta de personal.
El ejecutivo, liderado por Pedro Sánchez, trató de paliar la escasez de personal con un decreto que permitía a las comunidades la contratación de personal extracomunitario o que no hubiera conseguido plaza en la pasada convocatoria de Médicos Internos Residentes (MIR). Sin embargo, el hecho de que la mayoría de contratos se continuaran produciendo en condiciones precarias y de temporalidad casi extrema acabó provocando que los profesionales de la sanidad convocaran la primera huelga en 25 años.
Estos doce meses de pandemia han dejado al descubierto las carencias de un sistema que, según los expertos, no estaba preparado para todo lo que se le ha venido encima. A pesar de todo, el portavoz de SESPAS, la Sociedad Española de Salud Pública, Ildefonso Hernández, continúa pensando que España tiene un buen sistema de salud con importantes virtudes, como su universalidad, pero también algunas carencias como la atención primaria que habría que revisar.
Los profesionales señalan que la situación se podía haber visto venir. "Estábamos en una situación en precario, con déficit de personal y había, francamente, déficit de renovación de material y de recursos y eso se debía a un presupuesto bajo desde hacía muchos años. Todos pedíamos un presupuesto real y finalista para los servicios públicos para mantener la calidad"-opina Fernández-Pro.
Por el contrario, otros como Cequier opinan que, pese a lo que algunos pensaban, "la covid19 ha puesto de manifiesto que no teníamos la mejor sanidad del mundo".