Los ríos, los lagos y las pozas de agua remansadas son los medios acuáticos más desaconsejables para el baño ya que la supervivencia del coronavirus puede ser mayor que en el agua salada o en las piscinas tratadas, según el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Algunos de los principales grupos ecologistas han pedido que se regule y suspenda el baño en lugares donde se acumulan masas de agua no tratada, como pueden ser ríos, pantanos o presas.
Un equipo de investigadores del CSIC estudió y publicó un informe, a petición de la Secretaría de Estado de Turismo, sobre los riesgos de contagio del coronavirus en los diferentes medios acuáticos.
Y concluyó que en el agua salada y en las piscinas convenientemente tratadas el riesgo de contagio es "muy poco probable", y que la supervivencia del virus en el agua de los ríos, los lagos y las pozas de agua dulce "puede ser superior".
Los investigadores incidieron en que la principal vía de transmisión -también en la playa, en los ríos o en los lagos- son las secreciones respiratorias que se generan con la tos, los estornudos, y el contacto de persona a persona, por lo que las recomendaciones que se deben atender en esos sitios son las mismas que en otros lugares.
El informe del CSIC subrayaba por ello la importancia de extremar las medidas de precaución para evitar aglomeraciones en los ríos, lagos y pozas, en los que la supervivencia del virus puede ser superior, "especialmente en las pequeñas pozas donde la dilución es menos efectiva".
En la investigación participaron expertos del Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura; del Instituto de Ciencias de Materiales de Madrid; del Instituto de Investigaciones Marinas; del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua; del Área Global Materia; y del Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos.
Los investigadores corroboraron en el informe que estudios anteriores sobre coronavirus similares al SARS-CoV-2 ya habían demostrado que los virus siguen siendo temporalmente infecciosos en ambientes naturales de agua dulce, incluidos los lagos y los arroyos.
La supervivencia de los virus en esos medios depende mucho de la temperatura del agua (puede prolongarse hasta 10 días en aguas con temperaturas a 23 grados), de la materia orgánica y de la presencia de bacterias "antagonistas" -en aguas residuales se reduciría a entre 2 y 4 días).
Insiste el informe en la importancia de extremar las precauciones, de respetar las distancias en el espacio exterior al área de baño, y controlar el número de bañistas para no sobrepasar los límites de precaución sobre la posible contribución "a la carga viral presente en esos cuerpos de agua".
E inciden sobre todo en la importancia de prestar una atención especial a las pequeñas pozas de agua remansada que pueden ser frecuentadas por un elevado número de bañistas y que puede dar lugar a una posible acumulación del virus.