El paso del tiempo es inevitable para todos, pero cada vez es más común encontrarse con famosos que recurren al botox u otros tratamientos estéticos para tapar los síntomas del envejecimiento. En algunos casos, estos retoques son sutiles y pasan generalmente desapercibidos para el grueso de la población. Pero en otros, los más sonoros, estos cambios son tan cantosos, desastrosos y antiestéticos que uno no puede evitar llevarse las manos a la cabeza diciendo: ¡pero qué necesidad había!

Una de las palabras más utilizadas por los medios de comunicación cuando un famoso se hace un mal retoque estético es “irreconocible”. Y con razón, porque muchos de nuestros artistas favoritos parecen personas completamente distintas tras pasar por las manos de un cirujano plástico. Un buen ejemplo de ello encontramos en Linda Evangelista, una de las supermodelos más guapas y atractivas de la década de los 90 que, tras siete años en las sombras, ha vuelto al ojo mediático tras publicar un emotivo texto en instagram en el que cuenta cómo una operación de estética la ha dejado completamente “deformada”.

La antigua top model, que entre agosto de 2015 y febrero de 2016 se sometió a una técnica de reducción de grasa conocida como criolipolisis, cuenta cómo el tratamiento provocó el efecto contrario al que buscaba, provocándole una hiperplasia adiposa que la ha dejado “permanentemente deformada” incluso tras haber realizado dos cirugías correctivas, dolorosas y fallidas. Una enfermedad que, además, ha afectado a su salud mental, sumiéndola en un ciclo de tristeza, depresión y autodesprecio.

El caso de Evangelista es, tal vez, uno de los más extremos y serios en el ámbito de la cirugía plástica, pero sirve perfectamente para ilustrar los peligros de estas operaciones que cada vez atraen a más y más personas deseosas de revertir el paso del tiempo, quién sabe si por la presión de los cánones estéticos que dominan la sociedad consumista en la que hoy en día vivimos y que lentamente, gracias a los filtros de realidad virtual y a pesar de los múltiples movimientos body positive que han surgido en los últimos años, están aumentando nuestras inseguridades físicas.

El último de los famosos que parece haberse sometido a los retoques estéticos es Ricky Martin, y decimos parece porque, según ha comentado él mismo en sus perfiles sociales, no se ha hecho nada. Aun así, la imagen del cantante que apareció en una reciente entrevista con Enrique Iglesias para el programa de Magaly Medina en Univisión parece decir todo lo contrario.

El puertorriqueño, uno de los hombres más guapos del mundo, sorprendió a todos sus aficionados y no tan aficionados durante esta entrevista televisiva, con la que se quería promocionar la gira conjunta que él y Enrigue Iglesias van a dar en Norteamérica (‘Enrique Iglesias & Ricky Martin Live!’). Su aspecto, más hinchado, con los ojos más pequeños y la piel estirada, ha llamado, para mal, la atención de sus fans, que han llenado las redes sociales de memes, reflexiones y preguntas centradas en qué le llevaría a uno de los hombres más guapos del planeta a operarse.

El cantante, en su cuenta de twitter, ha publicado un vídeo en el que niega haberse sometido a una operación estética y ha atribuido su extraño aspecto al suero multivitaminas. “Ese día lo que sí hice diferente fue ponerme un suero multivitaminas, y yo creo que ahí vino una reacción rara”, dijo.

Sea cierto o no, el cantante no sería el único famoso que se ha sometido a estos tratamientos estéticos. Solo hace falta ver a Sylvester Stallone, que a sus 70 años ni luce ni una arruga ni es capaz de componer una expresión natural, o a Mickey Rourke, uno de los hombres más deseados en los 90 que, tras un sinfín de operaciones, hoy en día luce completamente irreconocible. Pero ¿qué es lo que hace que las personas guapas, exitosas y atractivas pasen por quirófano? ¿Por qué querrían cambiar? Más que chistes sobre estas sorprendentes transformaciones, esta es, probablemente, la pregunta que debamos hacernos.