Las mujeres que requieren de una reconstrucción mamaria, tras padecer un cáncer, encuentran numerosas dificultades en la sanidad pública. La pandemia y la saturación en los hospitales han convertido las listas de espera y las demoras en eternas para las pacientes. Una situación que se repite desde hace meses.
Hace cinco años que Vanesa entraba por las puertas del hospital. "Vi un bultito, fui al médico y tenía cáncer de mama", explica sobre el diagnóstico. Pasó meses de tratamiento y operaciones para ganar la enfermedad. Una lucha que no acabó ahí. Una mastectomía la dejó sin pecho. "Te quieres morir, directamente. Yo con mi pareja no me podía quitar la camiseta. No me podía ver yo, como para que me viera él", señala la mujer.
Una realidad que afecta a miles de mujeres. "Hay muchas mujeres que les cuesta mirarse en el espejo después de la operación. Les cuesta mirarse y tocarse, porque eso significa encontrarse con una realidad que no les gusta", comenta Sonia Serrano, psicóloga del centro de salud mental Martorell.
El proceso de reconstrucción, cuando no puede ser inmediato, puede demorarse hasta dos años, y la sanidad pública no incluye la pigmentación. "No se entiende que una técnica tan simple, después de haber hecho técnicas tan complejas, no esté ahora dentro del sistema público de salud", señala al respecto Josep Prat, presidente de la sociedad catalana de cirugía plástica.
Vanesa ya lo ha conseguido. "Te lo juro que lloro", decía al verse por primera vez. "Son ya casi dos años sin verme bien", explica con alegría tras superar el proceso. Ahora toca vivir y disfrutar de las segundas oportunidades. "Me han dado una segunda oportunidad y hay que disfrutarla", concluye.