Los recintos deportivos poscoronavirus: menos aforo, reconvertibles e higiénicos
La era poscoronavirus aventura un nuevo modelo en los edificios que acogerán el espectáculo del deporte
Estadios modificados arquitectónicamente para reducir el aforo, espacios fácilmente reconvertibles, nuevos accesos, sistemas de desinfección... cuando el deporte regrese a los recintos deportivos, éstos ya no serán iguales. Después del "Plan para la Transición hacia una nueva normalidad" expuesto por el Gobierno, los deportes que puedan terminar sus temporadas interrumpidas por el estado de alarma por coronavirus tendrán que disputar sus competiciones sin público. Hasta el próximo curso, finales de 2020, los estadios seguirán vacíos. Y, cuando vuelva la competición, los edificios serán distintos.
¿Qué cambiará en los estadios? ¿Cuáles serán las diferencias más significativas? Hasta ver el resultado completo del cambio de piel en los recintos deportivos, antes habrá que recorrer un camino intermedio en el que los clubes buscarán suplir el vacío que dejarán los hinchas. Pero también deberán cumplir con las medidas sanitarias que protejan la salud de los jugadores y de los trabajadores.
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Lonas, maniquíes y robots para colorear gradas
La idea de llenar el vacío que dejarán los asientos coloreados sin aficionados con diferentes "inventos" no es descabellada. No dejar a los jugadores solos, aunque sea con "hinchas" sin alma, ya es una realidad. En las pocas ligas en las que el fútbol no se detuvo, y en aquellas en las que regresaron los torneos deportivos, ya se pusieron en marcha diferentes iniciativas para rellenar las gradas.
Los primeros en utilizar "seres" no humanos fueron los bielorrusos del Dinamo de Brest, cuyo presidente de honor es Diego Armando Maradona. El fútbol de ese país no paró por el coronavirus, pero, aunque no era obligado, muchos hinchas del Brest decidieron no acudir a su estadio para no poner en peligro su salud.
Ante la falta de calor humano, el club apostó por vender entradas virtuales cuyos compradores se aseguraron en su asiento un maniquí con su cara impresa para simular que estaban en las gradas. La idea se puso en marcha en un partido de Copa frente al Shakhter Soligorsk y funcionó.
Mientras, en China, en plena desescalada, el béisbol volvió a la competición, aunque sin público. Uno de los clubes de la Liga, el Rakuten Monkeys, decidió no dejar solos a sus jugadores y, en vez de maniquíes utilizaron robots. En total, cerca de 500 ocupan las gradas del Taoyuan Internatioal Baseball Stadiun en cada partido hasta que pueda regresar el público.
La medida menos original, pero que será la que probablemente utilicen muchos clubes en sus partidos, será la de las lonas gigantes. Así lo expone el arquitecto Mark Fenwick, que afirma que en los estadios es fundamental la visión de las personas y el sonido. "Creo que los jugadores no juegan lo mismo con gente o sin gente. Quizá, habrá lonas con fotografías de personas. Incluso si es por televisión, hay posibilidad de que esta pueda vestir estadios con personas; la tecnología existe, aunque no sea lo mismo".
Tecnología espacial aplicada a la limpieza
La cuestión del colorido en las gradas es la menos importante de todas las que tendrán que afrontar los clubes. Hay otras de primer nivel que están relacionadas con la salud y que tendrán que aplicarse durante las primeras fases de la "desescalada", cuando regresen los entrenamientos, y después, cuando la pandemia esté definitivamente controlada.
La limpieza y la desinfección será un reto mayúsculo para las entidades deportivas, que ya están en contacto con empresas que implantarán en sus instalaciones sistemas que permitan garantizar espacios purificados y desinfectados libres de partículas nocivas para la salud.
Una de estas empresas es la española Inpossa Airclean, que asegura que después de barajar diversas soluciones para disponer de espacios limpios, el uso del Ozono fue descartado al ser incompatible con las tasas necesarias para una desinfección efectiva.
Sin embargo, otro sistema sí será útil para asegurar un espacio libre de virus en las oficinas de los clubes, vestuarios, salas de masaje y fisioterapia, gimnasios y estancias donde se reúnen grupos de personas. Es el llamado "Beyond ActivePure", una variación tecnológica originalmente desarrollada en cooperación con la NASA en el Centro de Automatización y Robótica Espacial de Wisconin (WCSAR).
Reducción de aforo en la normalidad y estadios moldeables
Una vez que pasen las fases intermedias llegará "la nueva normalidad". El público volverá a los estadios, pero ya no serán iguales. Fenwick augura una reducción del número de aficionados en los estadios cercano a un 10-15%. A su juicio, es un objetivo razonable para asegurar una seguridad de salud en una zona con muchas personas.
"Estos cambios son estructurales. Ha habido bastantes ejemplos. Recuerdo cuando los grandes desastres de Inglaterra cambiaron los estadios con la gente de pie a la gente sentada y se redujo un 30% el aforo. También después del 11-S todo el proceso de cambio en la seguridad. Todo esto creo que va a mejor. Sí que hay que ver cómo se hace la reducción de aforo, cómo se tratan los espacios donde las personas se mezclan. Pero creo que es un reto sostenible y vendible".
Esa reducción de aforo no será el único reto. También hay que tener en cuenta la flexibilidad de los estadios. Deberán ser edificios que aporten opciones para otros deportes. La palabra concreta es "multidisciplinar". El ejemplo de edificio con esas características es IFEMA, adaptado para crear un hospital de emergencia. "Creo que los estadios tienen que aportar también a la sociedad en momentos de crisis", apunta Fenwick.
La nueva localización de muchos estadios, ubicados en el exterior de las ciudades (Wanda Metropolitano, por ejemplo), obliga a los aficionados a usar el transporte público con el riesgo que conllevan las aglomeraciones. En la época post-virus, aparecerá el aficionado que se moverá con transporte individual, incluidas las bicicletas. "Las llegadas al estadio tendrán que acondicionar estos nuevos modos de viajar de las personas", observa Fenwick.
Seguridad y pasaportes de inmunidad
Los accesos a los recintos deportivos también estarán condicionados por el estado de salud del aficionado. La seguridad tiene que ser máxima y podrían instalarse desde arcos en las entradas para detectar la temperatura corporal hasta cinturones sanitarios alrededor de los estadios donde los aficionados acrediten que las autoridades sanitarias han certificado su inmunización contra el SARS-Cov-2.
Eso es lo que imagina el consejero delegado de la empresa tecnológica Socios.com, el francés Alex Dreyfus. "¿Qué podemos hacer para ayudar a los clubes que quieran volver a tener aficionados en sus estadios o incluso para que puedan ir sus empleados de forma segura, aunque sea temporalmente?", explica el responsable de esta empresa de 'blockchain', la tecnología de cadena de bloques que utiliza registros digitales para dar autenticidad a un documento.
Esta compañía, que trabaja con clubes como Barcelona, Juventus, Roma o Atlético de Madrid, tiene como punto de vista generar un equivalente digital de los certificados sanitarios oficiales no falsificable y que sirva para acudir al fútbol. Así, el usuario que haya hecho un test oficial regulado que acredite tener los anticuerpos necesarios para ser inmune contra el coronavirus, podrá escanear el certificado médico con su móvil e incorporarlo a una aplicación que lo inscribirá en un registro de salud.
"Hemos hablado con clubes en España, Italia y Francia, algunos están esperando a ver qué ocurre a nivel legal y sanitario, pero nuestro punto de vista es que deben ser proactivos y pensar en este tipo de medidas", añade Dreyfus. Ese "pasaporte de inmunidad" es otro paso más hacia la seguridad en los estadios. Cuando vuelva el público, no puede haber peligro de un rebrote que sería desastroso.
Por eso, los recintos deportivos deberán adaptarse a una realidad marcada por la limpieza, la seguridad en la salud y la reducción del aforo. La era poscoronavirus aventura un nuevo modelo en los edificios que acogerán el espectáculo del deporte. En meses, se verá la evolución.