España sigue inmersa en la quinta ola del coronavirus, con la presión cada vez más alta en los hospitales, la transmisión desbocada y una incidencia acumulada a 14 días que llegaba a los 677,67 casos por 100.000 habitantes en el último balance del Ministerio de Sanidad. Da la sensación de que lo de tropezar dos veces en la misma piedra se queda corto para explicar por qué no se ha podido evitar, o al menos minimizar. "Exceso de confianza y triunfalismo", subraya Juan Martínez Hernández, especialista en medicina preventiva y salud pública. "Como no suponía una presión hospitalaria, se fue dejando", se lamenta Juan Gestal, profesor emérito de salud pública en la Universidad de Santiago.

La comunidad científica es unánime. "La pandemia ha sido un continuo equivocarse", sentencia Gestal. "Pensábamos que era algo parecido a la gripe y luego hemos seguido manejándolo de una manera tibia, banalizando la infección", añade Martínez. Y esta quinta ola ha vuelto a suceder. Y, visto lo visto, habrá más. "Se ha perdido el rastreo de contactos, prácticamente. Y la salud pública estaba infradotada en 2019. Pero lo más triste de todo es que en 2021 sigue infradotada", destaca el especialista en medicina preventiva.

A todo esto hay que añadir comunicación defectuosa, mensajes contradictorios, legislación exigua... "No ha habido duda o bifurcación en la que no se haya optado por la peor de las opciones", explica contundente. Ni estar vacunado nos hace inmunes. Podemos contagiarnos y contagiar. Y más, los jóvenes, que apenas notan síntomas. Y más, con las nuevas variantes, incluso en exteriores.

"Son unas cargas virales enormes. Cuando antes tenía un contagiado unos 8 millones de partículas virales por mililitro. Ahora están teniendo 20, 40, 60 y hasta 80 millones", apunta Juan Gestal. Los expertos concluyen: más protección y medidas más drásticas para proteger la salud y también, sin continuas recaídas, a la economía.