Qué es la parálisis de Bell que ha afectado a cuatro voluntarios de la vacuna Pfizer en EEUU
La parálisis de Bell es un trastorno del nervio que controla el movimiento de los músculos de la cara
Un informe de EEUU destaca cuatro casos en sus voluntarios de Pfizer
Todos recuperaron la normalidad entre los 10 y los 21 días después
El organismo regulador de los Estados Unidos ha anunciado que cuatro personas voluntarias de la vacuna Pfizer habían sufrido la parálisis de Bell, de forma temporal, que afecta a la cara. La noticia se conoce justo después de que Reino Unido, el primero en administrar la vacuna -empezando por una mujer de 90 años y por un anciano apellidado Shakespeare- y de que Reino Unido haya pedido que esta vacuna no se administre entre personas con alergias graves. La mayoría de los vacunados por la Pfizer no han tenido secuelas, pero cuatro sanitarios sí han sufrido alergias. No se duda de la eficacia de Pfizer, pero los controles deben ser exhaustivos.
Se trata de una noticia que puede aumentar el escepticismo sobre la vacuna, ya de por sí alto en las poblaciones europeas, mientras la Agencia Europea del Medicamento advierte que la seguridad llegará cuando ella de luz verde a las vacunas. Una Agencia que además ayer sufrió un ciberataque.
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En el informe americano aseguran que no había evidencias claras de que los efectos presentados surgieran como consecuencia de la inoculación de la vacuna. "No hay una base clara sobre la cual concluir una relación causal en este momento", destaca el informe.
Es el único efecto secundario detectado por el momento. De las cuatro personas afectadas, una presentó la enfermedad tres días después de la vacunación. Tres días después, recuperó la normalidad. Una segunda persona afectada desarrolló la parálisis a los nueve días de ser vacunada, mientras que los otros dos la experimentaron en los días 37 y 48 respectivamente. Todos recuperaron la normalidad entre los 10 y los 21 días después.
Los técnicos advirtieron a Pfizer para que permanezcan atentos a la "vigilancia de los casos de parálisis de Bell con el despliegue de la vacuna en poblaciones más grandes". El motivo exacto de este tipo de parálisis todavía es un misterio para la comunidad científica. Se cree que ocurre cuando la hinchazón e inflamación comprime uno o varios nervios faciales. Puede afectar a los dos lados de la cara.
En la mayoría de los casos documentados hasta la fecha, los pacientes notan que un lado de la cara se comienza a inclinar mientras que los músculos se debilitan. En los casos más graves, puede afectar a ambos lados de la cara. Se trata de una enfermedad que aparece de forma repentina y similar a un derrame cerebral. Los hay también que pierden el oído, el gusto, o que desarrollan dolores de cabeza y alrededor de la mandíbula en el lado afectado. Se cree que esta enfermedad afecta cada año a cerca de 5.000 personas en todo el mundo. Siete de cada diez se recuperan por completo, con o sin tratamiento.
La parálisis de Bell es un trastorno del nervio que controla el movimiento de los músculos de la cara. Este nervio se denomina nervio facial o séptimo par craneal. El daño a este nervio causa debilidad o parálisis de estos músculos. La parálisis de Bell puede afectar a personas de cualquier edad, pero es más común en personas mayores de 65 años. También puede afectar a niños menores de 13 años. Afecta de igual manera a hombres y mujeres. Se piensa que la parálisis de Bell se debe a la hinchazón (inflamación) de este nervio en el área donde atraviesa los huesos del cráneo. Este nervio controla el movimiento de los músculos de la cara. La causa a menudo no es clara. Un tipo de infección por herpes llamada herpes zóster podría estar relacionada. Otras afecciones que pueden causar la parálisis de Bell abarcan la infección por VIH/SIDA
enfermedad de Lyme, infección del oído medio, sarcoidosis (una inflamación de los nódulos linfáticos, pulmones, hígado, oídos, piel u otros tejidos), según informa Medlineplus.gov. Tener diabetes y estar embarazada puede aumentar el riesgo de padecer parálisis de Bell.
No es la primera vez que se asocia la aparición de estos síntomas con las vacunas, pues en el pasado ya hubo otros casos, fue en una vacuna contra la gripe suiza que se vendió en la temporada de gripe 2001-2002. Inmediatamente fue retirada del mercado.