El conocido como “el peor dolor del mundo” ha acompañado al ser humano a lo largo de varios siglos. La neuralgia del trigémino se llama así por el nervio al que afecta, con el mismo nombre, y es también llamada la enfermedad del suicida por el enorme número de personas que la sufrían antes de existir un tratamiento que se quitaban la vida. ¿Qué es exactamente esa afección tan cruel?
Su abreviatura es NT, aunque hay quien se refiere a la neuralgia del trigémino como tic doloroso. Se estima que una de cada 15.000 personas sufre de neuralgia del trigémino –apunta ‘Bio Salud’– aunque los números pueden ser significativamente más altos debido a diagnósticos erróneos frecuentes.
Afecta al nervio craneal mixto o nervio trigémino, que se compone por el nervio oftálmico, el nervio maxilar y el nervio mandibular. Por tanto el insoportable dolor que provoca se da en la cara, generalmente en el pómulo o en la mandíbula. Quienes lo sufren describen una especie de corriente en la cara que viene acompañada por un espasmo en el semblante. Dura unos segundos o interminables minutos, y es más frecuente en mujeres mayores de 50 años.
Según ‘Medine Plus’, puede estar asociada a la esclerosis múltiple (EM) u otras enfermedades que dañan la cubierta protectora de mielina de los nervios, por un tumor o un quiste que causa presión en el nervio, o por una lesión de este nervio, como puede ser un trauma facial.
Por suerte, se han descubierto en los últimos años tratamientos que alivian los ataques, puesto que los analgésicos clásicos son insuficientes para calmar el intenso dolor de quienes sufren NT. No obstante, hay que recalcar que en muchas ocasiones se diagnostica erróneamente migraña puesto que no existe una prueba específica y el diagnóstico es meramente clínico.
Generalmente, cuando se diagnostica NT se recetan al paciente medicamentos anticonvulsivos, que bloquean el disparo nervioso, aunque todo depende de cada caso. Contra el dolor, a veces funcionan los antidepresivos tricíclicos como la amitriptilina o la nortriptilina, pero en los casos en que la dolencia es más fuerte no siempre son efectivos.
En los casos más extremos, en que ningún medicamento ayuda a parar los ataques y el dolor, se puede realizar cirugía. Existen procedimientos neuroquirúrgicos que varían en cada paciente según sus condiciones de edad o salud, por ejemplo.
El procedimiento se conoce por rizotomía. Se destruyen fibras nerviosas escogidas para bloquear el dolor, que en algunos casos requiere de anestesia general y en otros es una intervención ambulatoria, como por ejemplo en los pacientes en los que se escoge el tratamiento por inyección de glicerol, que baña el ganglio y daña el aislamiento de las fibras del nervio trigémino.
Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares (NINDS, por sus siglas en inglés), se está investigando sobre esta enfermedad.